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IES. Cardenal Cisneros.   Educación Secundaria - Bachillerato - Inglés - Alemán - Francés - Bachillerato Nocturno     Calle de los Reyes, 4      Madrid-28015      Tfo: 915 224 869


En 1995 tuvo lugar la celebración del 150 aniversario de la creación del Instituto Cardenal Cisneros (antiguo Instituto de Primera Clase del Noviciado). Con este motivo se organizaron exposiciones, conferencias, mesas redondas, conciertos, representaciones teatrales y competiciones deportivas.
El acto inaugural tuvo lugar el 21 de abril de 1995, en una sesión solemne presidida por los Reyes de España. La celebración atrajo la atención de toda la comunidad educativa madrileña y el apoyo de las administraciones central y autonómica porque no solo se trataba de conmemorar la creación de los Institutos Cardenal Cisneros y San Isidro, sino la creación de la Enseñanza Secundaria que surgió con ellos y otros pocos repartidos en diferentes capitales de provincia.
Con fecha 24 de junio de 1995, S.M. El Rey Don Juan Carlos I concedió al Instituto Cardenal Cisneros la Placa de Honor de Alfonso X El Sabio.

Monumental escalera en mármol blanco, símbolo del ascenso social para los alumnos aplicados.

ORÍGENES DEL INSTITUTO DE PRIMERA CLASE DEL NOVICIADO DE MADRID

Fachada de la Universidad Central de Madrid e Instituto Cardenal Cisneros, 1900
Fotos Antiguas de Madrid 

La Universidad Central de Madrid es heredera de la Universidad que fundara el cardenal Cisneros en Alcalá de Henares, antigua Universidad Complutum (abril de 1499), que inició su actividad en octubre de 1508.

Después de un intento frustrado en 1813 con el objetivo de centralizar y estatalizar las Enseñanzas Universitarias. En 1821 se dispone el traslado de la Universidad Complutum de Alcalá de Henares a Madrid, con el nombre de Universidad de Madrid. El traslado se hizo efectivo incorporando un Reglamento Interno e inaugurando las instalaciones en noviembre de 1822.

Con la restauración del absolutismo de Fernando VII se produjo una durísima represión de los elementos liberales, acompañada del cierre de periódicos y Universidades. En julio de 1823 los estudios universitarios de la Universidad Central volvieron a Alcalá de Henares.

El 29 de octubre de 1836, mediante Real Orden de Isabel II, a través de la Reina Regente, se decretó el traslado a Madrid de la Universidad Complutum de Alcalá de Henares, apareciendo renombrada como Universidad de Madrid, más tarde Universidad Literaria de Madrid y poco después Universidad Central de Madrid.

En un principio, se trasladan al Real Seminario de Nobles (en calle de Princesa, esquina a la calle de Serrano Jover, próximo a los Reales Estudios del Colegio Imperial, erigido por Felipe V el 26 de septiembre de 1725) las facultades de Cánones y Leyes.
 

Posteriormente, se incorporan, junto a las facultades de Filosofía y Teología, en la Casa de las Salesas Nuevas (en calle San Bernardo, convento fundado en 1798 por María Luisa Centurión y Velasco 'Marquesa de Villena y Estepa').

En 1842 la Universidad Central se traslada al Noviciado de los Jesuitas en la calle de San Bernardo, dándola un nuevo Reglamento de Gobierno.


Grabado del Portillo de Fuencarral y calle Ancha de San Bernardo.
A la izquierda las Salesas Nuevas y a la derecha la Iglesia de Montserrat perteneciente al Convento de los monjes benedictinos, edificio que fue la cárcel de mujeres 'La Galera'.
La calle ancha de San Bernardo ha sido protagonista de la historia de la ciudad de Madrid, entre (1626-1632) se llamó calle de Fuencarral Baja, y en la época de Pedro Teixeira Albernaz se llamó calle de los Convalecientes de San Bernardo. Desde la Puerta de Santo Domingo salía un camino vecinal que se dirigía hacia el norte y que fue creciendo y urbanizándose hasta que le paraba el Portillo de Fuencarral, que permaneció hasta 1870.

Grabado del enorme edificio de la Universidad Central de Madrid

El enorme edificio de la Universidad Central de Madrid, separado por la calle de los Reyes, el Palacio de la Marquesa de Sonora, actual Ministerio de Justicia.
El Palacio de Sonora fue adquirido con fecha 18 de diciembre de 1851, actuando el Ministerio de Comercio, Instrucción y Obras Públicas, firmando como representante del Gobierno el Subsecretario de Gracia y Justicia don Antonio Escudero y como vendedor don Javier de Quinto, también Vocal de dicho Organismo, siendo Ministro de Gracia y Justicia don Ventura González Romero.
 

En 1927 se diseñó la construcción de un barrio universitario en terrenos conocidos como 'Altos de la Moncloa', llamados desde entonces 'Ciudad Universitaria', cedidos por el rey Alfonso XIII para tal fin. La Ciudad Universitaria fue frente de batalla durante la Guerra Civil, con la consecuente destrucción de Facultades e Institutos ubicados en la zona. En su mayor parte, gran parte del prestigioso profesorado tuvo que exiliarse.    La Universidad Central depurada 

En 1954 otras Universidades españolas (comenzando por la de Salamanca) recuperan la capacidad de expedir títulos de doctor. La Universidad Central de Madrid pierde el nombre pasando a llamarse de manera oficiosa Universidad Complutense de Madrid. En 1970 el Gobierno emprende la Reforma de la Enseñanza Superior, la Universidad se dividió en dos: La Universidad Complutense de Madrid, toma su nombre oficialmente, albergando las enseñanzas de ciencias experimentales, ciencias de la salud, ciencias sociales y humanidades.La Universidad Politécnica de Madrid agrupa a las escuelas superiores de enseñanzas técnicas, así como otras que estaban adscritas a otros organismos como el Ejército o el Ministerio de Industria.

Con el triunfo de los moderados, Pedro José Pidal, Ministro de la Gobernación, se inclina por la enseñanza como derecho estatal. La asunción de la función docente por parte del Estado se hace pública por Real Decreto de 17 de septiembre de 1845.
Continuando la tendencia centralizadora establece la secularización de la Enseñanza Secundaria, hasta entonces ligada a la Iglesia.
Se dota a los estudios de más prestigio, para llegar a ejercer la profesión habría que ser al menos licenciado, considerando el grado de doctor ligado a la docencia universitaria.

Entre tanto, se realizan obras importantes en el antiguo Noviciado de Los Jesuitas de la calle San Bernardo, se instala el Paraninfo, las facultades de Filosofía y Teología, el Museo de Ciencias Naturales, el Gabinete de Historia Natural y el Jardín Botánico.
En la calle Atocha, en el Colegio de San Carlos se instalan las enseñanzas de Medicina, y en la cercana calle de la Farmacia, las enseñanzas de Farmacia en el el Colegio de San Fernando.

El Instituto de Primera Clase del Noviciado (actual Cardenal Cisneros) y el Instituto de Primera Clase de San Isidro eran una prolongación de la Universidad, los profesores de ambos Institutos con los profesores de la Facultad de Filosofía constituían un sólo Claustro presidido por el Decano de la Facultad de Filosofía, Catedrático de Economía Política, Don Eusebio María del Valle.
La Facultad de Filosofía agrupaba todo lo que no era Teología, Jurisprudencia, Medicina o Farmacia, donde se cursaban otras asignaturas, Aritmética, Geometría, Geografía y Ciencias Naturales, además de Lengua o Latín.

Nicomedes-Pastor Díaz Corbelle, Ministro de Comercio, Instrucción y Obras Públicas, con el Plan de 1847 separó los estudios de los Institutos de la Facultad de Filosofía, dependiendo administrativamente de la Secretaría de la Universidad y privándoles del derecho a conferir el grado de Bachiller. Poco después se les devolvió este derecho, formando parte de los tribunales un catedrático de la Facultad de Filosofía, delegado del Rector.
El Instituto del Noviciado (actual Cardenal Cisneros) tendrá su primer director, don Francisco Tramarría, catedrático de Francés.

Incorporando buena parte del Proyecto de Ley de Instrucción Pública (9 de diciembre de 1855) del Ministro de Fomento Manuel Alonso Martínez, se impulsó la reforma del sistema educativo.

El Ministro de Fomento, Rector de la Universidad de Valladolid (1843) y de la Universidad de Madrid (1850), Claudio Moyano y Samaniego, en septiembre de 1857 decretó la 'Ley Moyano' desligando los Institutos de la Universidad también administrativamente.

La Ley Moyano ofreció estabilidad a la enseñanza en España, sus líneas esenciales pervivieron hasta la Ley General de Educación de 1970. Como consecuencia de la Ley Moyano, el Instituto del Noviciado tuvo como primer secretario a José María Rey y Heredia.

Ley Moyano 

El Ministro de Fomento, Francisco de Borja Queipo de Llano 'Conde de Toreno', por Real Orden de 21 de junio de 1877, resolvió que el nuevo nombre del Instituto del Noviciado fuera el del Cardenal Cisneros y que se utilizase las armas del cardenal Cisneros y las de la provincia de Madrid. Ese mismo año, el Conde de Toreno, antiguo alumno del Instituto, aprueba los planos y ordena construir el magnífico edificio que desde entonces ocupa en la calle de los Reyes.

El edificio se encuentra presidido por el escudo del Cardenal Cisneros, fundador de la Universidad Complutum 

Los Institutos nacieron en 1845 dependiendo del Ministerio de la Gobernación, en 1847 pasaron a depender del Ministerio de Comercio, Instrucción y Obras Públicas, en 1851 del Ministerio de Gracia y Justicia, desde 1854 del Ministerio de Fomento, hasta que en 1900 se creó el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes.


Vidriera en la escalera del IES. Cardenal Cisneros

Las magnificas vidrieras se re realizaron entre 1896 y 1905, obra del francés José Maumejean, vidriero oficial la Casa Real de Alfonso XII. El taller de Maumejean queda ubicado en la calle Abascal, realizando importantes obras que se pueden admirar actualmente en Madrid, entre otras, en el edificio de la Universidad Central en la calle San Bernardo, el extraordinario techo acristalado del Instituto Geológico y Minero de la calle Rios Rosas que cubre la sala principal del Museo.


Panorámica de la monumental escalera en mármol blanco (obra de arquitecto Francisco Jareño) y las magnificas vidrieras (obra de José Maumejean)


Panorámica de la monumental escalera en mármol blanco (obra de arquitecto Francisco Jareño) y las magnificas vidrieras (obra de José Maumejean)


Panorámica de la monumental escalera en mármol blanco (obra de arquitecto Francisco Jareño) y las magnificas vidrieras (obra de José Maumejean)


Panorámica de la monumental escalera en mármol blanco (obra de arquitecto Francisco Jareño) y las magnificas vidrieras (obra de José Maumejean)


Las magnificas vidrieras se re realizaron entre 1896 y 1905, obra del francés José Maumejean, vidriero oficial la Casa Real de Alfonso XII


Panorámica de la monumental escalera en mármol blanco (obra de arquitecto Francisco Jareño) y las magnificas vidrieras (obra de José Maumejean)


Vidriera en la escalera del IES. Cardenal Cisneros

Exposición Fotográfica Madrid Antiguo Color (1850-1960), Instituto Cardenal Cisneros de Madrid 

Reportaje Fotográfico Madrid Antiguo Color - Portal Fuenterrebollo

Exposición Fotográfica Madrid Antiguo Color (1850-1960), Instituto Cardenal Cisneros de Madrid 

Exposición Fotográfica Madrid Antiguo Color (1850-1960), Instituto Cardenal Cisneros de Madrid 

Reportaje Fotográfico Madrid Antiguo Color - Portal Fuenterrebollo

Reportaje Fotográfico Madrid Antiguo Blanco y Negro - Portal Fuenterrebollo


Monumental escalera del antiguo Instituto de Primera Clase del Noviciado (Instituto Cardenal Cisneros por Real Orden del 21 de junio de 1877)


Mesa Presidencial del acto solemne inaugural. De izquierda a derecha, D. Joaquín Ruiz Giménez (exministro de Educación y antiguo alumno del Instituto), D. Gustavo Suárez Pertierra (Ministro de Educación), SS. MM. Los Reyes, y los Directores de los Institutos de San Isidro y del Cardenal Cisneros.    (Edita: Instituto Cardenal Cisneros)

DISCURSO DEL EXCMO. SR. MINISTRO DE EDUCACIÓN DON GUSTAVO SUÁREZ PERTIERRA

Majestades:

Es un gran honor para mí poder compartir con todos ustedes este acto inaugural del ciento cincuenta aniversario de la creación de los Institutos de Bachillerato de San Isidro y del Cardenal Cisneros. Queremos con este acto y - con todas las actividades culturales, artísticas y deportivas programadas - rendir reconocimiento y homenaje a cuantos han hechos de estos centros a lo largo de este siglo y medio lugares señeros de la educación y la cultura española.

En este sesquincentenario de ambos Institutos no podemos olvidar que antes de convertirse en Institutos de Bachillerato ambos centros fueron también lugares dedicados al estudio y al saber ya desde el siglo XVI, ejerciendo su acción educativa, bajo distintos rótulos.

Fue así este Instituto de San Isidro antes de serlo, casa y colegio de la Compañía de Jesús, Colegio Imperial, Reales Estudios y hasta Universidad Central durante breve tiempo, para acabar siendo desde 1845 hasta el presente, Instituto de San Isidro.

El Instituto Cardenal Cisneros es sabido que antes fue noviciado de jesuitas, de ahí el nombre por el que fue concebido inicialmente.

Estos precedentes de la historia de ambos Institutos, constituyen de hecho otra historia de los mismos, que ha merecido ya la atención de estudiosos e historiadores, que han puesto de manifiesto la magnitud y profundidad de su influencia en la cultura madrileña y española.

Estamos esta mañana conmemorando la creación del Instituto de San Isidro y del Cardenal Cisneros y la dimensión de su creación se nos escaparía, pese a su importancia y significación política y cultural, si no tuviésemos en cuenta la trascendencia del Plan de José Pedro Pidal de 1845 por el que se puso en marcha la Segunda Enseñanza en España y del que son consecuencia estos Institutos.

Es cierto que existían precedentes, que en el período constitucional de 1820 a 1823, al hablar de la reforma de la Instrucción Pública, se habló por primera vez en España de la segunda enseñanza, pero la caída del régimen liberal acabó con el proyecto. No es menos cierto que el Plan de 4 de agosto de 1836 del Duque de Rivas trató de mejorar la situación de la segunda enseñanza remodelando las materias de estudio y regulando el funcionamiento de los centros. No obstante, el Plan del Duque de Rivas, que hubiese representado un significativo avance, no tuvo aplicación, quedó sólo en el papel sin que rigiese ni un solo día.

Fué necesario llegar a 1845 para que se afianzasen socialmente unas ideas y concepciones educativas que proviniendo de la Ilustración se incorporaban a la educación en la España liberal surgida tras el decenio de la minoría de la edad isabelina. El 17 de septiembre de 1845 se hace público el Plan de Estudios de José Pedro Pidal que no sólo representó un impulso de mejora de la enseñanza sino que fue la piedra angular que permitió la creación de nuevos Institutos en España.

En el Plan Pidal se recogieron muchas innovaciones de los años precedentes que no habían llegado a la realidad educativa y se establecía bajo principios de secularización, centralización, no gratuidad y diversificación según el grupo social de pertenencia del alumno, la estructura básica del sistema educativo liberal.

La enseñanza fue dividida en elemental y de ampliación. El grado elemental se establecía para dotar a la masa general de estudiantes de una cultura general y el de ampliación para la preparación de los estudios de Facultad.

La segunda enseñanza de ampliación se dividía en secciones de letras y ciencias, siendo notables los programas por el marcado utilitarismo, dando importancia a los idiomas y las asignaturas de ciencias, en línea con las necesidades de la Nación y tal como habían preconizado los ilustrados Campomanes, Jovellanos o el propio Quintana.

Las reformas introducidas por el Plan Pidal (en el material educativo, en la formación de docentes, en la ordenación académica y del personal) dieron como consecuencia la creación en mayo de 1846 de la Dirección General de Instrucción Pública, embrión administrativo de lo que en 1900 sería el Ministerio de Instrucción Pública y que permitiría una mejor articulación de las actuaciones educativas.

Como ya he dicho anteriormente, el modelo educativo del Plan Pidal era un modelo centralista y sin negar esa afirmación he de complementarla afirmando que el proceso de expansión de la educación secundaria pública recayó básicamente en las provincias y sus diputaciones, nueva distribución territorial surgida en 1833. Ellas, con el apoyo de algunos ayuntamientos y grupos culturales y sociedades económicas impulsaron la creación de Institutos en capitales de provincia y poblaciones importantes.
Ese esfuerzo económico de ayuntamientos y diputaciones estuvo favorecido por la utilización para fines educativos de edificios desamortizados de la década precedente, o en el siglo precedente tal como había ocurrido en el caso de los Institutos San Isidro y Cisneros, en 1767.

La actividad educativa de los Institutos creados, sus inauguraciones o finales de curso, sus exámenes públicos, se convirtieron en acontecimientos de relieve social que removieron la atonía cultural de muchos pueblos y ciudades españolas.

El surgimiento de la educación secundaria con la revolución liberal no fue sólo una consecuencia cronológica, o una oportunidad material o de carácter político sino que fue el resultado - tal como es estudiado por algún autor - de una correspondencia ideológica entre la naturaleza y contenidos de los distintos niveles educativos y los grupos sociales que eran destinatarios de esos estudios.
La ambigüedad de la identificación entre clases medias y enseñanzas medias viene reforzada por la imprecisión de cada uno de los elementos en juego y ello tanto si nos referimos al grupo social como si nos preguntamos por lo que caracterizó a las entonces nuevas enseñanzas.

La enseñanza secundaria durante muchos años se debatió dentro de nuestro sistema educativo entre ser una continuación de la enseñanza primaria o ser parte de la enseñanza universitaria de la que se había formado dentro de la Facultad de Artes. Pero resulta la sustantividad propia de la nueva enseñanza secundaria, del Bachillerato, quedaban múltiples interrogantes por resolver; ¿el bachillerato debía ser único, múltiple o bifurcado?, ¿clásico, moderno o ecléctico?. ¿qué asignaturas debería comprender?, ¿qué cualificación debería tener el profesorado?, ¿qué condiciones de trabajo?, ¿qué relaciones deberían existir entre la enseñanza pública y la privada?, ¿qué autonomía debería atribuirse a los claustros?.
A esas interrogantes en cada momento histórico se le dieron distintas, y hasta contrapuestas contestaciones por quienes fueron responsables de nuestro sistema educativo. De ahí la sensación que invade a quien se adentra en el estudio de nuestro pasado educativo envuelto en un continuo tejer y destejer de normas y disposiciones.

Y junto a lo anterior el dato del número de alumnos que cursaron estudios de secundaria, nos orienta sobre el significado real de estos estudios en la sociedad española del siglo XIX. Recordar que cursaban enseñanza media en 1876, 28.749 alumnos en España y que en 1900 eran tan solo 32.297, estando en estas cifras, prácticamente excluido, el sexo femenino. Esta minoría de estudiantes de Bachillerato estaba orientada a la Universidad y constituían una élite frente al resto de los ciudadanos del país que se debatían entre el analfabetismo o una raquítica enseñanza primaria.

La evolución de nuestra sociedad y de nuestro sistema educativo ha permitido que España, de nuevo, pueda mirarse en el rostro de sus instituciones y reconocerse en los aciertos y dificultades del pasado.

Hoy podemos mostrarnos satisfechos entre estos muros centenarios, en las aulas, pasillos, bibliotecas y laboratorios, que han visto pasar a millares de hombres y mujeres que han venido a beber de las fuentes del saber, a aprender de unos maestros que a su vez también habían aprendido de sus propios profesores. Esa continuidad en la tarea, ese buen hacer intergeneracional me conmueve y a la vez me produce un profundo sentimiento de orgullo.

Por encima de las circunstancias políticas, con unos u otros partidos gobernantes, con dictaduras o en democracia, aquí, en momentos de expansión económica o en momentos de crisis y austeridad, con normas acertadas o erróneas, aquí se ha seguido produciendo el milagro repetido, el hecho extraordinario y a la vez habitual y diario de que los profesores y los alumnos se comuniquen, se enriquezcan mutuamente, se formen en la actividad común, se perfeccionen como seres humanos haciéndose, habiéndose hecho más críticos, más conocedores de sí mismos y de la realidad, más útiles para la sociedad, más capaces para la comprensión, la tolerancia y la solidaridad.

Mi reconocimiento y gratitud a todos los que en el pasado y en el presente, con su esfuerzo y dedicación, han consagrado su vida a esa benemérita tarea de educar a la juventud de España.

PALABRAS DE SU MAJESTAD EL REY

Es una gran satisfacción para mí volver a este Instituto de San Isidro en el que tuve la suerte de recibir estudios y rendir cuentas en exámenes. En el recuerdo de aquellos profesores, de su competencia y buen hacer, me hace sentir gratitud, no sólo personal para con ellos, sino para el conjunto de la Institución a la que pertenecían.

Conmemoramos hoy el ciento cincuenta aniversario de los Institutos de San Isidro y del Cardenal Cisneros, antiguo del Noviciado, así como la creación de los estudios de Segunda Enseñanza. Una efemérides que es motivo de orgullo y satisfacción para todos.

El Plan de Estudios de Don Pedro José Pidal inauguró, en 1845, una nueva era en la que la Segunda Enseñanza elemental pasó a ser impartida en los dos Institutos establecidos en nuestra Villa y Corte, ambos agregados a la Universidad y llamados Institutos Superiores.

Apenas once años después, la primera Ley de Instrucción Pública desligó completamente en su aspecto administrativo a los Institutos de la Universidad, adquiriendo desde entonces vida propia, que se proyectó en sabiduría en todos los ámbitos de España e Hispanoamérica.

De estas instituciones regresarían ilustres nombres que se situaron al frente de excelentes obras y empresas, desempeñando las principales dignidades en el Estado y en el mundo de las Artes, las Ciencias, las Letras y la Pedagogía. Son, así, los frutos de la educación los que, a través de la instrucción y formación integral de la persona, hacen grande a una Nación.

La Educación no es simplemente un medio al servicio de la sociedad, sino uno de los mejores activos de nuestro patrimonio. Por ello, a todos los que concierne esta delicada responsabilidad de enseñar y educar, compete la obligación de su continua dedicación y puesta al día en su labor. Pero también son acreedores del respeto y la consideración de todos, porque tienen en sus manos aspectos decisivos del porvenir de la sociedad.

Hace unos momentos, cuando saludaba a los Consejos Escolares de ambos institutos, veía en ellos, además de la representación de todas las instituciones educativas de España, un signo de los tiempos que afecta a todas ellas: la enseñanza en libertad.

Una libertad que integra participativamente en la Educación a todas las personas comprometidas en esta noble empresa: profesores, alumnos, padres y personal de servicios y administración, para hacer todos juntos de estos centros faros que irradien la grandeza de una nación que prospera.

Dedicamos nuestro mejor recuerdo a todos los que, con su diario quehacer, han contribuido desde estas aulas a la formación de muchas generaciones de estudiantes, y nuestro reconocimiento a los distinguidos antiguos alumnos que hoy nos acompañan, figuras sobresalientes de la vida nacional e internacional.

Por último, la Reina y Yo queremos expresar a ambos Institutos y, a través de ellos, a todos los Institutos de España, nuestros mejores deseos y todo nuestro apoyo para que sigan ejerciendo su trascendental labor con las misma abnegación y espíritu de servicio.


150 Aniversario de los Institutos de San Isidro y del Cardenal Cisneros: SS.MM. Los Reyes dialogan con los asistentes al Acto Inaugural, entre otros, D. Manuel Gutiérrez Mellado (Vicepresidente primero del Gobierno y Ministro de Defensa, antiguo alumno del Instituto) y D. Joaquín Ruiz Giménez (exministro de Educación y antiguo alumno del Instituto).


Placa conmemorativa del 150 aniversario de la creación del Instituto Cardenal Cisneros, inaugurada por el Ministro de Educación D. Gustavo Suárez Pertierra.


El Rey Alfonso XIII visita el Instituto Cardenal Cisneros.

CARDENAL CISNEROS: UNIVERSIDAD CENTRAL - MASONERÍA - SEGUNDA ENSEÑANZA

Asociación Antiguos Alumnos del Instituto Cardenal Cisneros

Asociación Antiguos Alumnos

Laboratorio de Física

El Instituto Cardenal Cisneros nace con la Universidad Central (Universidad Literaria)

La Masonería FORJA la Segunda Enseñanza en España


ACTO HOMENAJE A LOS ANTIGUOS ALUMNOS: D. Felipe de la Morera, Marqués de Selva Alegre, D. Pedro Rocamora García-Valls, D. Alfonso Ruiz Mateos y Jiménez de Tejada, D. Juan José Lucas Giménez, D. Alicia Delibes Liniers, D. Pedro Palacios Ortega, D. Santiago Martínez-Fornés, D. Tomás Soler Pereyra, D. José Juncosa López y D. Ángel Minaya Vaquero
Acto Conmemorativo
 


ACTO OFICIAL DE ENTREGA DE LA PLACA PASCH EN EL SALÓN DE ACTOS DEL INSTITUTO DEL CARDENAL CISNEROS, 6 de abril de 2016
D. Peter Platte, Consejero de Educación y Cultura de la Embajada de la República Federal Alemana, hace entrega oficial de la placa PASCH (Colegios socios para el futuro) a D. Rafael van Grieken, Consejero de Educación y Deporte de la Comunidad de Madrid.

 

IES. CARDENAL CISNEROS
Calle de los Reyes, 4      28015 - Madrid
Educación Secundaria - Bachillerato - Esgrima
- Inglés - Alemán - Francés
      Tfo: 915 224 869

Juan Álvarez Mendizábal (1790-1853), Presidente del Gobierno, Ministro de Hacienda en cuatro ocasiones  -  Portal Fuenterrebollo


Socios Honor Antiguos Alumnos 

Exposición Madrid Antiguo Color