MELCHOR RAFAEL DE MACANAZ (1670-1760)

Nació en Hellín (Albacete) en 1670.

Durante las guerras de Portugal y Cataluña desempeñó varias comisiones importantes.

Fue secretario de Carlos II.

Durante el reinado de Felipe V desarrolló su mayor actividad, fue auxiliar del presidente del Consejo de Castilla, después Intendente de Aragón, cargo en el que intentó la unificación jurídica y administrativa de España, recibiendo la enemistad de las fuerzas regionalistas.

El discurso sobre "Las Regalías de los Señores Reyes de Aragón", le acreditó como jurista ante la Corte.

El asesoramiento sobre un Concordato con la Santa Sede y el Proyecto de Reforma de la Inquisición, consiguieron enemistarle definitivamente con la Iglesia.

Como Fiscal General del Reino, tras la muerte de la reina María Luisa de Saboya y la caída de la princesa de los Ursinos (Ana de la Trémouille, consejera de Felipe V), que eran sus protectoras, con la pasividad de Felipe V, se vio obligado a dimitir, procesado por la Inquisición tuvo que huir a Francia.

Durante su permanencia en París, fue nombrado representante de España en el Congreso de Cambray, así como encargado general de negocios de la corte.

Fernando VI lo nombró plenipotenciario en el Congreso de Breda, encargando que estableciese los preliminares de la 'Paz de Aquisgran'. Cuando Macanaz tuvo elaboradas las bases, sin previo aviso se encontró destituido, y con orden de regresar a Madrid. De regreso a la capital de España, cuando llegó a Vitoria, fue preso, incomunicado y conducido al castillo de Pamplona, y de allí al de San Antón de la Coruña, confiscándole toda la documentación que portaba.

Carlos III lo liberó de la prisión y se le permitió retirarse a Hellín, donde falleció en 1760.

Melchor Rafael de Macanaz, hombre inteligente e ilustrado, blanco de muchas envidias, que por los servicios prestados a diferentes monarcas recibió un destierro arbitrario, una prisión rigurosa en los últimos años de su vida, y la pobreza que siempre fue una constante en su vida.

Escritor incansable, durante toda su vida intentó la regeneración política y económica de España. Macanaz es calificado como 'Padre de la Ilustración Española'.

Su obra reformista trató de la reforma de la Administración del Estado, la reforma de la Inquisición y la reforma de las relaciones entre la Iglesia y el Estado, dando un protagonismo al rey en materias políticas y económicas.

Entre sus obras, destacar una historia apologética titulada Memoria sobre los intereses de la monarquía de España y el Nuevo Mundo, en la que puso de manifiesto su sabiduría y su escepticismo frente a la Iglesia.