|
Portal FuenterrebolloXV Gobiernos de Franco |
Cortes 1949 |
Discursos Caudillo |
|
DISCURSO DEL CAUDILLO (30 de mayo de 1952) |
||
Pronunciado el día 30 de mayo de 1952 con ocasión de la asistencia del Frente de Juventudes al XXXV Congreso Eucarístico Internacional de Barcelona. |
||
Camaradas del Frente de Juventudes: Habéis venido a Barcelona en representación de las Falanges Juventudes de España para celebrar la gran fiesta de la unidad católica; representantes de todos los pueblos católicos del mundo se unen en esta Barcelona al pie de la Sagrada Eucaristía. Esta unidad de los católicos del mundo tiene que fundamentarse en la unidad católica de cada una de ellas naciones. Y ésta es la obra de la Falange Española, a las futuras generaciones: Llevar de brazo en brazo la bandera de esta unidad. |
||
Si hoy puede celebrarse esta magna fiesta eucarística en tierras de Cataluña es porque una generación heroica, porque una generación de mártires y héroes abrió el camino de la paz y el abrazo fraternal entre los hombres de España, porque hubo una generación de mártires y héroes abrió el camino de la paz y el abrazo fraternal entre los hombres de España, porque la fe de los españoles no es una fe contemplativa solamente, la fe de los españoles es una fe dinámica; amamos a Cristo y le amamos con todas las consecuencias. |
||
Y la primera de las consecuencias es la voluntad firme de nuestros corazones, la voluntad firme de nuestras juventudes de defender lo que es caro que la vida; y cuando defendimos nuestra patria, delante de esa patria iba el Cristo, iba nuestra fe, iba la fe de nuestros hogares, iba la libertad de la fe católica. |
||
Por imposibilidades materiales de lugar hemos tenido que limitar este puesto de honor que hoy ocupáis; si hubiéramos dejado en libertad nuestras Falanges Juveniles, hubiesen sido caravanas interminables las que desfilarían con sus camisas azules y sus boinas rojas por nuestros montes y nuestros collados para venir aquí a postrarse al pie de la eucaristía; pero en este solemne acto, en esta promesa que en nombre de la juventud de España venís a hacer, esta la viril expresión de una juventud que quiere estar en la vanguardia de la defensa de su fe y de su dios . ¡Arriba España!›› |
|
DISCURSO DEL CAUDILLO (13 de octubre de 1952) |
||
|
Pronunciado anta la Falange granadina el día 13 de octubre de 1952. |
|
|
||
Granadinos y camaradas de la Falange: Hacemos este acto en la fiesta que celebra Granada con motivo del V centenario del nacimiento de los gloriosos Reyes Católicos. Y lo hacemos con esta magnifica demostración de la inquietud social de nuestra época. El Estado español es un Estado social. Así lo definimos cuando <<estaba el toro en la plaza>>. Cuando había que perder, cuando levantábamos nuestras banderas y nuestros pendones y velábamos las armas en lucha por una España mejor. Y éstas son las constantes demostraciones, como las cuentas de un rosario, que se van esparciendo por los pueblo lugares y capitales, porque la inquietud del Estado hace que lleve a sus hombres, a sus jerarquías, a sus técnicos, a cambiar la suerte y el porvenir de España, haciendo lo que llamamos nosotros la Revolución Nacional, esa Revolución Nacional que cantaban y soñaban nuestras juventudes y por la que murieron nuestros mejores hombres, nuestros más bravos camaradas, nuestros mejores muchachos. |
||
Esta realidad española la vemos en cada momento, pero esta realidad no podría tener lugar ni podríamos concretar todas estas concepciones si entre nosotros no existiera esa unidad, la unida aquella del yugo y de las flechas, aquella mano apretada, aquel puño que sujetaba las riendas del caballo bravo de nuestra nación, que en manos de los Reyes Católicos fueron el siglo de oro de nuestra Historia, y que hoy hemos de renovar si tenemos la fe y la constancia de seguir los dictados de nuestro Movimiento. |
||
La Falange es necesaria a la vida de España; la Falange tiene abiertos los brazos a toda España. Pero la Falange es aquella minoría inaccesible que cuenta con los hombres que quieren luchar por esa España mejor, los que se quieren convertir en sus soldados, los que poseen la ilusión en el corazón y el temple en su ánimo para llevar a cabo nuestra Revolución Nacional y que la segunda guerra de la Independencia no se pierda como perdimos la primera por la inercia, por la torpeza, por la cobardía, porque las plantas extrañas enraizadas en nuestra tierra vinieron minando nuestra unidad y nos enfrentaron a españoles contra españoles, destruyendo nuestras ilusiones. Así ocurrió en el siglo XIX con aquellas gentes que aspiraban a que España se rompiese en pedazos. |
||
Nosotros queremos borrar la miseria de esas cuevas, que hoy venimos a redimir modestamente con esas viviendas, fruto del esfuerzo de nuestras autoridades y de la inquietud de nuestros camaradas, de nuestros gobernadores, que van de rincón a rincón con un nuevo estilo, buscando las necesidades de los pueblos de España para satisfacerlas con el estilo de nuestros técnicos que no se conforman con la burocracia de sus despachos, sino que se esparcen por España para crear riquezas que afloren a la superficie. Y así, esta riqueza que acabamos de ver en nuestros montes para que no vuelvan a arrastrar las tierras que inundan las vegas, esa riqueza de población que va a lograrse de repoblación forestal. Que hará que se conviertan en otros horizontes más dilatados y bellos, con penachos verdes en los montes, con ríos plácidos en las vegas y con vegas nuevamente regadas, fértiles, que repartiremos entre nuestros campesinos. |
||
Mas para resolver todos estos problemas, para llevar a cabo todas esas ilusiones que en unos y otros rincones de España se esperaba durante siglos en medio de la miseria, es necesario que todos trabajemos, es necesario que todos arrimemos el hombro, es necesario producir. Hoy la renta de España, repartida entre todos sus hombres, sería una miseria. Y nosotros queremos que los hombres vivan mejor. Para eso tenemos que aumentar nuestra renta nacional, y ello sólo se conseguirá con la producción de nuestros campos, de nuestras fábricas, con el trabajo de todos los hombres, tanto obreros como técnicos. Hoy el avance de la ciencia permite que el hombre, con el mínimo esfuerzo, rinda mucho más y eleve su nivel de vida. No puede ello hacerse en un día, pero lo conseguiremos siendo un camino firme si vosotros mantenéis esa ilusión de unidad, porque a mí me sobra energía y bríos para dar cima a la empresa... (Una clamorosa ovación interrumpe al Caudillo.), para dar cima a la empresa, repito, bajo la protección de Dios y lograr aquella España que soñamos todos, la Grande, la Libre, la Inmensa. Y nada más, camaradas, que devolveros a todos un abrazo estrecho, en el que van los latidos más grandes de mi corazón. ¡Arriba España! >> |
|
DISCURSO DEL CAUDILLO (19 de octubre de 1952) |
||
|
Pronunciado con motivo de la clausura del I Congreso Nacional de Ex-Combatientes el día 19 de octubre de 1952 en el Alto de los Leones de Castilla |
|
|
||
Compañeros y camaradas: La ocasión de la reunión del Congreso de Ex -Combatientes en Segovia y la aspiración y entusiasmo de los de ambas Castillas de reunirse en este próximo y ya histórico lugar, a fin de reiterarme, con su lealtad la afirmación de s fe, de su energía y de su entusiasmo, ha permitido que, con las representaciones más lucidas de nuestros ejércitos de Tierra, Mar y Aire se reúnan también las comisiones y representaciones de los combatientes de las distintas provincias españolas, para reafirmar la unidad, la forma y el espíritu común que anima a todos los ex-combatientes de la nación. |
||
Yo hubiera deseado que el término de las obras del grandioso monumento que estamos erigiendo en honor de los héroes y de las mártires de nuestra Cruzada, donde han de descansar sus gloriosos restos, nos hubiera podido ofrecer ya ocasión de reunir en aquel lugar un mayor número de combatientes y reiterar ante sus restos la solemne promesa de guardar sus mandatos. El estado actual de las obras me permite hoy anunciar que salvo dificultades imprevistas, que no se esperan, antes de dos años podremos realizar al pie de esta montaña, en el ya conocido por el Valle de los Caídos, la magna concentración que los combatientes de nuestra Cruzada hace tiempo anhelan. |
||
A través de los años transcurridos se percibe de una manera clara que la Cruzada española no constituyó un episodio más de nuestra vida política contemporánea, un suceso más revolucionario de esos que se pierden entre los episodios de la Historia, sino un verdadero acontecimiento que en el orden nacional enlaza y se asemeja al que los Reyes Católicos realizaron al cambiar el signo de la nación en otra época de revueltas y de turbulencias, rebasando los limites nacionales para tomar naturaleza en el acaecer de lo internacional, al constituir la primera batalla victoriosa que se libró en el mundo contra el comunismo. |
||
Una nación en armas |
||
Vosotros sabéis muy bien que no se trató de la victoria de un grupo o de una clase, como pretenden hacer ver los cabecillas exiliados. Nuestros ejércitos fueron compuestos, como vuestra propia naturaleza acusa, por la nación en armas, con sus estudiantes, trabajadores y campesinos, y que si la voz del Alzamiento salió de los cuarteles y el Tradicionalismo y la Falange respondieron a aquel grito desde la primera hora con la riada de camisas azules y de boinas rojas, a las filas de nuestros ejércitos llevó el mar de nuestra juventud desde todos los lugares de España. La victoria fue de todos y por eso se administró para todos los lugares de España. La victoria fue de todos y por eso se administró para todos. Sabéis también, frente a vuestras trincheras y posiciones, el nervio del ejército contrario lo constituyeron las brigadas comunistas internacionales, cuyos miembros principales presiden, como ayer aquí, el terror en los países ocupados tras el telón de acero. |
||
Aquellas esencias sagradas de la Patria y de la fe cuidadosamente guardadas en templo cívico de nuestros cuarteles y en el recinto íntimo de nuestros hogares, ante la persecución de que fueron objeto, se desbordaron con el Movimiento Nacional por todo el solar de la Patria, y su conjuro se escribieron epopeyas de glorias y sacrificios heroicos que admiten parangón con los más grandes y sublimes de nuestra Historia. |
||
Cuando al mando de nuestros ejércitos rescatábamos en dura lucha y paso a paso toda la geografía española, con sus valles y montañas, sentía todo el dolor de la sangre generosa que derramabais y presentía que Dios, en sus inescrutables designios, quería unirnos más estrechamente por heroico sacrificio de nuestros mejores mártires y héroes que más de una vez, en esos años difíciles de la posguerra, presentíamos hacía la guardia de su patria en peligro. Mas si en el cielo ellos forman legión para velar nuestra victoria, aquí en la tierra corresponde a vosotros, combatientes de nuestra Cruzada, el velar porque no se pierda, como tantas veces la perdimos a través de la Historia y recientemente la hemos visto perder en los campos de Europa. |
||
Es necesario que esa insobornable lealtad frente a la crítica desmoralizadora, que esa forma noble y generosa con que supisteis vencer los años de escasez y necesidad, que esa moral victoriosa y esa fe en la Revolución Nacional creadora se transmitan íntegras sobre las generaciones que nos sigan, si no queremos que nuestro esfuerzo se pierda en la dimensión del tiempo, como se perdieron hasta casi extinguirse los esfuerzos de aquella otra generación de nuestro Siglo de Oro. Pueblo español de heroicas virtudes, somos propensos a la disgregación, y necesitamos que la disciplina mantenga nuestra unidad, exaltando nuestras virtudes y combatiendo nuestros defectos. |
||
La conjetura de la anti-España |
||
La quiebra de nuestra fortaleza se logró siempre a través de nuestras disensiones internas. El impulso siempre vino de fuera, a través de las logias y de los servicios secretos de otras naciones, aunque no hayan faltado en nuestro solar, ciegos o miserables que los secundasen. De cómo aprovecharon los otros nuestras banderías, la Historia es elocuente. |
||
Desde que la Victoria hizo posible el resurgimiento de España y una firme voluntad de ser se exteriorizo, comenzó la eterna conjura de anti-España. Vosotros conocéis bien cuantos esfuerzos se movilizaron para explotar las dificultades y el descontento; cualquiera que fuera el sector en que apuntasen, la siembra de recelos y la explotación de las pasiones fueron el objetivo y la consigna perenne de los pasados años. No contaban nuestros enemigos con el frente unido de nuestro patriotismo y de vuestra lealtad. Esperaban una victoria sin alas, que nuestro movimiento negativo, carente de contenido y de doctrina propia, que había de extinguirse en poco tiempo y que les había de permitir volver a saciar sus apetitos sobre el cuerpo lacerado de la Patria. En su miseria no podían comprender esta lealtad insobornable a nuestros muertos, el valor de nuestra responsabilidad ante la Historia y la voluntad firme de nuestra juventud de dar impulso a nuestra nación por tiempo ilimitado. |
||
Desde el día en que, levantándome sobre el pavés, me elevasteis a la suprema jerarquía del Estado, y los comisarios carlistas y los consejeros nacionales vinieron a depositar en mi toda su confianza y ofrecerse a la unidad política de nuestra nación, se inicio la instauración de la unidad política de nuestra Patria. Nuestro Movimiento político se nutrió desde entonces de lo más puro de nuestras tradiciones, construyendo sobre lo que era común al anhelo de los españoles y al pensamiento de esos distintos grupos. Que a ello hayamos tenido unos y otros que sacrificar pequeñas cosas, es evidente; pero, ¿qué representa esto en relación al enorme beneficio y la coincidencia de lo principal? Menguados son nuestros sacrificios frente al generoso de los que dejamos en el camino. |
||
Una transformación inigualada |
||
Las concreciones de nuestro Movimiento político no fueron una sorpresa para nadie, ya que desde los primeros momentos, cuando se convocaban nuestras juventudes para la guerra, se expresaron claramente los objetivos de nuestra Revolución nacional. De cómo vamos cumpliéndola, vosotros sois testigos, porque en todas las comarcas de España se acusa, con caracteres claros, la obra de transformación realizada, inigualada por ninguna otra época de nuestra Historia. No fue desde su nacimiento una expresión dialéctica, sino una realidad tangible que, como toda operación quirúrgica, está condicionada a la capacidad de resistencia del enfermo. No podemos olvidar que España era una Patria enferma, y cuando se analiza la obra de estos años habrá que tener en cuento tres factores: la debilidad heredada de nuestra economía, los resabios capitalistas y marxistas de la sociedad española y que nuestra Revolución, recogiendo las ansias de todos los españoles, tenía que realizarse con el mínimo daño y con el menor estrago. No en vano un millón doscientos mil combatientes se alistaron en la Cruzada bajo nuestras banderas, que, unidos a los miles de mártires y de cautivos, componen con sus familias la inmensa mayoría de la sociedad española. No bastaba que una minoría política selecta viese claro las necesidades de nuestra Patria; teníamos que conseguir llevarlas a la conciencia de los españoles y que éstos se apercibiesen, como se están apercibiendo, de las ventajas positivas de su realización. |
||
Desde que terminó nuestra contienda no nos cupo momento de descanso; pese a la utopía de la paz, la vida se presenta como una constante batalla. Pugna el mal frente al bien, la mentira frente a la verdad, el vicio frente la virtud, los intereses y las ambiciones empujados por el motor de las pasiones humanas. Sería quimérico el querer vivir en paz y sin preocupaciones. Se acabaron los tiempos en que, en un mundo menos poblado, las naciones, aisladas por lo lento de las comunicaciones, podían vivir egoístamente tras sus fronteras naturales. El futuro de los pueblos será siempre hijos de los pueblos de las inquietudes del presente. |
||
Terminada nuestra guerra de liberación, la universal nos amenazó con sus salpicaduras; en un momento cualquiera podía la voluntad ajena envolvernos en el conflicto. Frente a esos peligros tuvo su valor la unidad de nuestras juventudes, la buena forma demostrada durante nuestra guerra, el perfeccionamiento de la enseñanza de los cuadros, las mejoras de material, la creación de reservas y revalorización de nuestros medios. Tuvimos que armonizar durante esta etapa la preparación de nuestra defensa con la realización de nuestro ideario, la instauración de los seguros sociales, la creación y multiplicación de riquezas, la industrialización y la mejora de la agricultura y la gran lucha de un mundo perturbado por la guerra para atender a las necesidades de cada día. Y terminada aquélla, ¡la ingratitud de los beneficios por nuestra firme posición de neutralidad y su conjura de peor estilo! Y cuando desarmamos los intentos de cerco, debieran venir otros tiempos más fáciles, la amenaza de una tercera guerra mundial que afecta a la vida de todos los pueblos. |
||
La civilización, en peligro |
||
En el gobierno de las naciones pasa lo mismo que en los campamentos. Mientras el ejército descansa, el jefe vela y cela por la paz. No es posible impresionar a la nación, como a los soldados, del peligro de cada hora que nos acecha; pero hay que vigilarlo y conocerlo para prevenirse contra sus golpes para que el soldado, consciente de su deber de soldado, se mantenga en la mejor forma. He aquí por qué es importante mantenernos en forma y sostener nuestra moral. |
||
Vientos de guerra soplan desde hace varios años por Europa, sin que se vea el término ni la solución. Frente a lo que pueda llegar, España se prepara, armonizando el perfeccionamiento de sus armas y del resurgimiento en todos los órdenes de la nación. |
||
Si esa guerra llega, no será como las que conocimos, en que se discutía la hegemonía de unas naciones que arrastran en sus guerras a las vecinas, ya que la derrota de Occidente representaría el eclipse de toda una civilización bajo el terror materialista y despótico que el comunismo encarna. A los objetivos Ilimitados que el comunismo pretende, sin medir los años ni los sacrificios para lograrlo. Sólo otra fortaleza parecida podrá contenerlo; de aquí los esfuerzos del Occidente para presentarle demografía técnica y potencia industrial superiores, que cohiban al agresor y, en su caso, aseguren el triunfo. |
||
Si para otros el peligro principal reside en la amenaza material de la máquina bélica que una nación entregada exclusivamente a la preparación para la guerra pueda lograr, para nosotros es todavía mayor el constituido por el virus corrosivo filtrado en la sociedad moderna por la falaz propaganda comunista al explotar estados de conciencia que los abusos capitales y la doctrina marxista prepararon. Si el factor hombre, con sus virtudes y sus pasiones, ha de ser el que ha de dar vida a la máquina bélica, se comprende mejor que el valor que tiene el que no se pierda el hombre y el oponer al comunismo en el campo ideológico nuevas ilusiones que le cautiven, respaldadas por realizaciones sociales efectivas. Mas no basta el ser eficaces; y ante esta apremiante necesidad no pueden concebirse el viejo estado liberal inoperante, paralizado por las discusiones bizantinas, sin capacidad para enfrentarse con los peligros que se le avecinan. |
||
Defensa contra el comunismo |
||
Nosotros, que derrotamos en nuestra nación al comunismo, sabemos que de poco nos hubiera servido haberlo vencido en los campos de batalla si dejábamos perennes las causas y debilidades que facilitaron su arraigo. Si, interesados como el país que más en la derrota del comunismo, estamos dispuestos a defendernos de su agresión, discrepamos, sin embargo, en los medios y en los fines y consideramos indispensables que, paralelamente a la preparación militar, se estimule y no se cierre el camino a que nuevas ideologías desplacen al comunismo; que se ayude desinteresadamente al progreso de las naciones de economía débil, estimulando las transacciones comerciales con miras a elevar su nivel de vida; el afirmar los principios de la no intromisión y el respeto de la soberanía de los otros Estados, reconociendo el derecho de cada uno a regirse por el sistema que mejor estime, sin interferencias, hostilidad ni coacciones extrañas, y el dar término a la explotación económica de los pueblos más débiles. |
||
El principal obstáculo que se ofrece para nuestra intimidad con el Occidente se encuentra en el mal trato, ya secular, que venimos recibiendo en nuestras relaciones con determinados países europeos, y en que todavía se retenga por uno de ellos ese pequeño trozo de nuestro solar, declarado como inalienable en el testamento de nuestra grande y previsora Reina. Por ello, una cosa es que sirvamos en cortés relación la necesidad imperiosa de nuestros comunes intereses y otra que pueda reinar entre nosotros cordialidades que a los españoles repugnarían. |
||
No es la guerra, pese a sus grandes rigores, lo que debe preocuparnos, sino la consecuencia de esa guerra, el destino que el mundo y nuestra civilización puedan sufrir. Por eso, si es importante nuestro armamento material para resistir el asalto, más trascendental es el fortalecimiento de nuestra unidad y de nuestras virtudes. No se trata sólo del peligro de hoy, sino del que puede acecharnos mañana, y el que, con mayor o menor intensidad, nos amenaza en esta guerra fría. |
||
A vuestra lealtad corresponde mi plena confianza. Poco podrían la voluntad y la vida de un hombre para que el Movimiento Nacional alcance su proyección en el tiempo. Sólo la firme voluntad de las generaciones lo conseguirá si logra ir entregando de una en otra el depósito sagrado de una unidad y de unos ideales que al correr de quinientos años han demostrado su consustancialidad con nuestra grandeza. |
||
Llevad queridos camaradas, a los demás compañeros de nuestra Cruzada nuestra fe firme e inquebrantable en los destinos de la Patria, y a las madres, viudas y huérfanas de nuestros Caídos, nuestro mejor recuerdo, con el reconocimiento de su sacrificio y la promesa de guardar, fieles, su sagrado mandato.
|
|
DISCURSOS SOBRE |
; DELEGADO NACIONAL; MINISTRO SECRETARIO GENERAL ; EL CAUDILLO |
18 de Enero de 1945 |
I.- DISCURSO DEL DELEGADO NACIONAL DEL FRENTE DE JUVENTUDES |
||
|
IV Consejo del Frente de Juventudes y VII del Sindicato Español Universitario |
|
Caudillo de España: |
||
Una vez más honráis al Frente de Juventudes, clausurado las tareas de su Consejo. |
||
Nos permitimos ofreceros los estudios y trabajos realizados durante estos días sobre los problemas, planes y proyectos que tiene pendiente el Frente de Juventudes para alcanzar sus metas de conquista, captación y formación de nuestras Juventudes. |
||
Estos estudios y ponencias reflejan el afanoso trabajo de estos hombres a quienes habéis confiado la trascendental tarea de forjar una juventud. |
||
En este IV Consejo del Frente de Juventudes y VII del Sindicato Español Universitario, se han estudiado los siguientes temas, que por razón de brevedad simplemente se enumeran: |
||
|
||
DE CARÁCTER GENERAL Cuestiones económicas. Reglamentos y cuestiones administrativas. Normas para la coordinación de las grandes unidades de encuadramiento. Departamentos y Asesorias, en sus funciones. Universidad Nacional Obrera. |
||
|
||
FALANGES JUVENILES DE FRANCO Formación de Mandos menores. Reglamentación. Actividades y Trofeo del Caudillo. De las Falanges Juveniles a la guardia de Franco. |
||
|
||
SECCIÓN FEMENINA |
||
|
||
SINDICATO ESPAÑOL UNIVERSITARIO Las Falanges Juveniles de Franco en la Universidad. |
||
|
||
GRANDES UNIDADES DE ENCUADRAMIENTO Centros de Enseñanza. Centros de Trabajo. Sección Rural. Extensión de las Falanges de Franco al medio rural. |
||
|
||
PROPUESTOS POR LOS CONSEJEROS Servicio obligatorio del trabajo. La medicina en la juventud. Academia de Mandos y curso de formación. Servicio Exterior y Sección del Aire del Frente de Juventudes. |
||
|
||
PROPAGANDA |
||
De todos estos temas, tres destacan por su trascendencia, no ya sólo en la formación de nuestras juventudes, sino en el futuro de la sociedad española: el de la Universidad Nacional Obrera, el de la extensión de las Falanges Juveniles de Franco al medio rural y el de la medicina de la Juventud. |
||
Concebimos la creación de la Universidad Nacional Obrera como medio de urgente necesidad no sólo para borrar el enorme desnivel de cultura, sino también como medio de forjar la unidad, uniendo en entrañable lazo de amor al muchacho obrero y al estudiante, ya que lo que pretendemos es que éste reparta una parte de lo que aprende con sus camaradas menos afortunados. Servimos así el más puro afán de justicia, queriendo repartir no ya sólo el sabor del pan, sino también el sabor de las ciencias y las letras. |
||
La captación del muchacho del medio rural para las Falanges Juveniles de Franco también ha sido estudiada en toda su amplitud. En nuestro estudio hemos partido de la base real de las condiciones y modo de ser de aquel medio. Por ello hemos propugnado por una política de creación de Hogares Rurales, pequeñas instalaciones deportivas, Bibliotecas, etc., para romper la hostilidad con que las simples promesas revolucionarias son allí recibidas. Con este fin hacemos un llamamiento a todas las personas que tienen influencia decisiva en aquel medio, principalmente al Maestro, Cura Párroco y al Medico Rural. |
||
La Medicina de la Juventud ha sido estudiada principalmente desde el punto de vista social, desde su relación con la Patria y con las generaciones venideras. Desde primero, teniendo en cuenta que la orientación y preparación profesional, las exigencias de trabajo para los Aprendices, el aprovechamiento de los minusvalidos para la producción y el rendimiento económico de la persona nos dan a conocer los prejuicios causados a la sociedad por la pérdida de los jóvenes. En cuanto a su relación con la Patria, porque la muerte del joven priva a esta de sus servicios justamente cuando va a empezar a rendirlos. También se ha tenido en cuenta los deberes que la juventud tiene para con las generaciones posteriores, legándoles una salud que les permita poder cumplir con sus deberes para con Dios con la Patria, con la Sociedad; en esta Ponencia se han llegado a unas conclusiones, algunas de las cuales me permito elevaros para que, bajo vuestro patrocinio, se convoque, con la intima colaboración de los Ministerios del Ejercito, Marina, Aire, Gobernación y trabajo, a quienes tanto afectan estos problemas de la Sanidad de la Juventud, un Congreso mundial, donde se estudie la nueva especialidad de la Medicina que España por medio de su Frente de Juventudes, ofrece al Mundo para que se aborde el problema. |
||
Pero de poco valdrían todos estos trabajos si hoy, después de unos años de incesante empeño, no pudiéramos presentaros como forja acabada la seguridad de una juventud formada, encuadrada y disciplinada, que ayer era sólo promesa y esperanza de la Patria. Ayer, es decir, hace poco más de dos años, os presentábamos en la clausura de nuestro II Consejo, las primeras unidades de las Falanges Juveniles que llevan vuestro nombre. Entonces aquellas pocas Centurias, rebosantes de fe, eran sólo una firme promesa. Hoy, al terminar nuestro IV Consejo, os aseguramos que aquellas Falanges Juveniles, en constante y progresivo crecimiento, se han multiplicado, y no son ya sólo una esperanza, sino la lograda realidad, especialmente por sus Centurias de Cadetes y Guías, fruto ya maduro para el servicio de la Patria. |
||
Una íntima y entrañable convicción nos anuncia que puede presentarse para España horas difíciles y comprometidas. El enemigo, poderoso, el mismo que hace muy pocos años intento invadir España y fué arrojado por vuestra espada victoriosa y vuestra voz de mando, hoy, con un poder cien veces mayor, se presenta como tremenda amenaza, no ya sólo de España, sino de la cristiandad entera. Pues bien, si es cien veces más fuerte, también podemos asegurar que es cien veces más fuerte nuestra juventud. Las Falanges Juveniles de Franco, lejos de amedrentarse ante la amenaza, siente un inmenso orgullo al pensar que les puede llegar la hora de ser muralla y reducto infranqueable, de salvar a su Patria. Dos cosas apetecen únicamente: Unidad y voz de Mando. A vuestra de mando, Caudillo de España, las Falanges Juveniles se enardecen y sabrán ser la soldadura de toda la juventud española, y, todavía más, con espíritu despierto y visión certera del futuro, hace un llamamiento a las juventudes de Hispanoamérica, para que nos una otra vez el mismo lazo fuerte y entrañable que defienda contra el común enemigo los valores eternos de la cristiandad. Otra vez pueden abrirse los caminos del mundo para las grandes y gloriosas empresas. |
|
II.- DISCURSO DEL MINISTRO SECRETARIO GENERAL |
||||
|
Ofreciendo las Juventudes al Caudillo, en la clausura del Consejo del Frente de Juventudes y del Sindicato Español Universitario (S. E. U.) |
|
Excelencia: |
||
De nuevo corresponde a la excepcional vitalidad de la Juventud española alzar ante vuestra Jefatura, con ocasión de su Consejo Nacional, los guiones del entusiasmo y de la disciplina, que esta vez, además, son los guiones de la unidad del Frente de Juventudes con el Sindicato Español Universitario. |
||
Cuando nuestra guerra convocaba, febril y gloriosamente, todos los impulsos nacionales, vuestra fatigosa tarea militar y política supo encontrar siempre tiempo y atención para nuestras juventudes. La emoción todavía incipiente de unas canciones y de unos desfiles que aparecieron al heroico amparo de las trincheras, y como gozoso preludio de la victoria y de la paz, acaso en nadie como en Vuestra Excelencia despertó un cúmulo más sincero de esperanzas y de seguridades. En aquellas jornadas, transidas de alegrías y de dolores, cuando el alma entera de España no encontraba más razones que las de la guerra; vuestro Caudillaje, que resumía todas las certezas en el triunfo militar, intuía sin equivocaciones que en aquellos desfiles iniciales estaban los brotes seguros de la paz. |
||
Aquellos pequeños desfiles parecían a muchos sectores de poca fe una demostración suntuaria, emocional y escasamente activa de la política del nuevo Estado. A la altura lograda de este Consejo Nacional, los escépticos de entonces acaso hayan logrado entender como no es cierto que las pequeñas cosas sean efectivamente pequeñas: Hoy todo el pulso y la energía de la patria se recrea en su Frente de Juventudes. |
||
En nombre de la Falange, y bajo el mando de su Caudillo, la juventud española obtiene una victoria de vida sobre el peso de tantas cosas caducas como perduraban sobre la faz de España. Han aprendio a caminar, que es la forma más puramente elemental y humana de conocer la tierra materna. En ellos, la geografía de España ha dejado de ser una desnuda nomenclatura escolar para convertirse en una perdurable y amorosa vigencia de paisajes, nacidos al filo e la amanecida y de la marcha. España ha entrado en sus corazones como una gloria perenne de luz, de vegetación, de mar y de viento, y ellos no sienten ningún miedo ni ningún rubor de soñar en alta voz su amor a la Patria y de sentirla como una categoría necesaria para la fantasía y para el espíritu. |
||
Hoy seria imposible retrotraer la juventud actual a la triste y reducida morfología de la pasada existencia española. Si la juventud ha tenido siempre idealismos, la juventud española es la primera vez que los ha trocado en ideales. Antes, en medio de las ansias del mundo, la gente caminaba con un aire senil, mecánico y resignado; ahora al Frente de Juventudes ha dado un paso de marcha a nuestro tiempo, y su alegría ha contagiado a España para exasperación de unos, para curiosidad de otros y para la admiración de muchos. Y por ello el Frente de Juventudes es acaso el signo más entero y definidor de política de Vuestra Excelencia. Un signo que no quiere vivir sobre ruinas ni pesar exclusivamente sobre la retórica y las crónicas de los tiempos, sino alzarse con el destino de España hacia metas más cristianas, más justas y más valientes. |
||
De aquellas primeras entusiastas formaciones juveniles hasta los gigantescos despliegues actuales del Frente de Juventudes, el tiempo de España y del mundo se ha visto inquietado cruelmente por toda clase de asperezas, de turbaciones y de sombríos presagios. Nadie podrá dudar y el proceso de las deserciones ya nos fue vaticinado por José Antonio - que los instantes de la dificultad no reclamara su diezmo a los cómodos, a los cobardes y a los rencorosos. Pues bien, cumple altivamente proclamar que en estas Falanges Juveniles y en toda la ancha extensión de sus Centurias ni un solo gesto o actitud a lo largo de estos ocho años ha ensombrecido la confianza que en ellas depositó su Jefe en las mismas jornadas ardientes de la guerra. Lo que fuímos somos y lo que somos seremos a sus órdenes. |
||
Cuando la disciplina deposita las personales inquietudes del que obedece en la serena energía del que manda, nada puede ocurrir fuera de nuestras filas que pueda turbar el cumplimiento del deber. Y así sucede. Excelencia, que para el Frente de Juventudes no sucede nada. Ellos siguen creyendo en sus antiguas y cristianas ideas, no por un hecho de persuasión escuetamente nacional, sino por un acto de absoluta fe. Los tiempos podrán haber apretado su angustia; pero para el Frente de Juventudes las ilusiones y las esperanzas permanecen vivas y soñadoras, y la robusta amplitud de su tarea cumple con impaciencia y a la vez con calma las etapas políticas que le han sido encomendadas. |
||
Impacientes y tranquilos - virtudes ambas que no se oponen en la conciencia de un falangista -, los miles de muchachos españoles que encuadra el Frente de Juventudes y el Sindicato Español Universitario tienen de su fe el disciplinado concepto que la gravedad de las horas exige. Y aunque la fe en nuestras propias ideas políticas no puede hacernos caer en el error de que poseemos el talismán político con la misma infalibilidad que un cuerpo posee su peso específico; aunque la fe que mueve las montañas y es impulso y norma no tiene por qué coincidir milimétricamente con las necesidades y con el implacable realismo de la política, ella nos dicta de una manera incuestionable que tenemos que defender el honor y la existencia de España, y, sólo ella, convertida en disciplina, es capaz de marcarnos en cada momento el camino adecuado para ejercer esa defensa. |
||
El honor de una nación no se encuentra depositado en las opiniones personales de cada uno de sus ciudadanos, sino bajo el ciudadano y el desvelo de aquel a quien Dios ha entregado grandes poderes para hacer frente a sus grandes responsabilidades. |
||
Excelencia: Este es el unánime latido que quiero resaltar en esta solemne ocasión. El Frente de Juventudes mira con tranquila energía el porvenir y aprieta aún más las filas en torno a su Jefe Nacional, porque reposa su impaciencia en la mejor esperanza. La Juventud sabe que la vida de un pueblo no puede reconstruirse en un decenio; sabe que todas las tristezas y todos los errores sufridos, todas las angustias y todos los dolores abiertos se acumulan a nuestro paso y hacen muy difícil y lento el avance; pero también sabe que ella es el eslabón que faltaba para pasar de las antiguas a las futuras generaciones, y el peso y la gravedad de este deber hacia la Patria hace que sientan sobre sus hombros la sacrosanta responsabilidad de cumplirla sin merma. |
||
Por eso, al dar gracias a Dios porque, al menos en esta terrible y desgraciada encrucijada histórica, tenemos la segura capitanía de Vuestra Excelencia, renueva, una vez más, por intermedio mío, su Secretario General, el juramento de lealtad, de disciplina y fervor hacia su mando supremo para realizar el lema de sus ambiciones: Por el Imperio hacia Dios. ¡Arriba España! ¡Viva Franco!. |
|
III.- DISCURSO DEL CAUDILLO |
||||
|
En la clausura del IV Consejo del F. de J. y VII del S. E. U. |
|
Camaradas: He venido en este día en que clausuráis vuestras tareas del IV Congreso del Frente de Juventudes sobre estas tierras que fueron ayer campo de batalla y testigo de nuestras gestas, y que hoy son templo de sabiduría al servicio de España, a estimularos con mis palabras y alentaros en vuestra labor; después de este momentáneo examen, en que vuestro Delegado y Directores responsables han extremado sus vigilias para perfeccionar el sistema y proseguir la marcha. |
||
Si ayer pude deciros, cuando dictamos el primer decreto del Frente de Juventudes, que seriáis la obra predilecta de nuestro Régimen, hoy puedo aseguraros que constituís la realización más necesaria para España. |
||
La Historia no es un capricho; no ha sido un azar el que muchos siglos antes que otras naciones España haya forjado su nacionalidad y conseguido su personalidad, y el que las empresas de sus hijos hayan asombrado al mundo con sus gestas no ha sido un azar, como no lo han sido tampoco el que otros tardaran varios siglos en conseguir lo que con tanto adelanto había conseguido España. |
||
Vosotros sabéis que el fulgor de la gloria no pudo marchar nunca sin la sombra de la envidia, y en esa sombra se forjaron los enemigos de España; que al no poder encontrar enemigo digno para enfrentárnoslo siguieron el procedimiento más fácil, que es enfrentar a España contra España, que sean los mismos españoles los que combatan y que sean los que se aniquilen, para arruinar a España. Esto es la síntesis de la historia toda del siglo XIX, y contra ellas se alzó nuestra Cruzada... (Grandes y prolongados aplausos interrumpen a su excelencia.) |
||
Por esto nuestras primeras palabras fueron de unificación, palabras de unidad entre los hombres y las tierras de España. Y por eso un día y otro, en todos los sitios y en todos los lugares, repito la misma consigna de unidad, aquella unidad que se forjó en la hermandad de nuestras trincheras y que hoy continúa la tradición en vuestros Campamentos del Frente de juventudes, en vuestras Universidades, y que continuará en todas esas aspiraciones que el Delegado Nacional nos ofrece en sus conclusiones, y que irán tomando realidad al compás que lo permitan las posibilidades económicas de nuestra Patria. |
||
No podemos descansar en nuestras obras, pues no ha acabado todavía la batalla; hemos de estar alerta, velar las armas. Desterrado el enemigo de nuestro suelo, vive y se agita desde fuera de España. Son su blanco vuestras juventudes y esta unidad, esta fe y esta disciplina. Y como no se destruyen los edificios por las almenas de las torres sino por sus bases, donde están sus cimientos y fortaleza, y de ahí las iras contra la Falange, que se utilice a nuestro Ejército y que se intente explotar la buena fe de nuestros muchachos, que tan gran labor realizan a favor de la Patria. |
||
Mas viendo estos mares de camisas azules, contemplando los corazones temblar bajo la tela de nuestras camisas, podemos asegurar que nuestros enemigos jamás lograrán lo que intentan de España. Más repito: hay que velar y estar atentos contra los que propalan la insidia o la falacia, contra todo intento de sembrar la pasión y la cizaña...No nos importan los hombres, viejos y torcidos, nos importan los combatientes de ayer y los hombres de mañana. (Muy bien. Grandes aplausos.) |
||
Porque nuestra Falange no es un partido, es un Movimiento para todos los españoles, hemos abierto nuestras filas y los brazos a todos los hijos de nuestra Patria; los que vengan con la frente alta y la mirada noble encontrarán puesto de honor a nuestro lado; pero hemos de vigilar un día tras otro no se infiltren los que tengan emponzoñada el alma. Para lograrlo necesitamos el corazón noble, pero el brazo duro; mirar de frente y con la frente alta; no se trata de nuestros propios intereses, sino de los sagrados de nuestra Patria. Y si alguno duda aún del Frente de Juventudes, si alguno no cree en los hombres del mañana, llevadle a vuestros Campamentos, que vea vuestro despertar a la alborada, que escuche la lección del día o que contemple vuestros juegos nobles y las prácticas. Y si no le moviesen los cantos de gloria y de esperanza y aun dudase, ponerle frente a la bandera cuando termine el día y, tras la oración por los Caídos, descienda airosa entre los emblemas de nuestra Cruzada. (Gran ovación, gritos insistentes de ¡Franco!, ¡Franco!, ¡Franco!) Entonces no serán indiferentes, y entonces gritarán ¡Arriba España!; pero si alguno dudase y no lo hiciese, negarle ser español ni camarada. (Muy bien. Grandes aplausos.) |
||
Si así seguís, unidos y apretados, vuestra vida de renunciamientos, virtudes y constancias, no tiene nada que temer la Patria. |
||
Camaradas del Frente de Juventudes: Por el Imperio hacia Dios, por Dios y por España, ¡ARRIBA ESPAÑA! |
|