|
|
Nobeles Economía |
|
ÉFESO |
|
Éfeso, en la actual Turquía, a orillas del mar Egeo, entre la desembocadura del río Caístro y el extremo norte del monte Pion, fue un importante centro comercial, cultural y religioso. La leyenda atribuye a las Amazonas (mujeres guerreras griegas que formaban un reino independiente gobernado por la reina Hipólita) la fundación de la ciudad griega de Éfeso, si bien su origen (siglo XI a.C.) se debe a los colonos atenienses liderados por Androclo (hijo del rey Codros). Androclo murió combatiendo contra los cairos, sus descendientes dominaron la ciudad hasta que cayó en manos de ricos comerciantes. La primera información sobre Éfeso data de la guerra con los habitantes de Magnesia del Sipilos (actual Turquía, entre la parte noroccidental del monte Sípilo y el sur del río Hermo). En el 645 a. C. los cimerios (gómeres), antiguos nómadas que habitaban el norte del Cáucaso y el mar Negro (actual Rusia y Ucrania), durante el reinado de Ardis de Lidia invadieron Asia Menor, Magnesia fue destruida y Éfeso fue sometida. En 560 a.C. el rey de Lidia, Creso, ocupó Éfeso y obligó a sus habitantes a vivir alrededor del templo, con un trato digno, regaló las 'Columnas Caelateas' para la construcción del Templo de Artemisa (una de estas columnas se encuentra en el British Museum en Londres). A partir del 546 a.C. los persas conquistaron Sardes (antigua capital del reino de Lidia, fundada por el rey Giges, actual provincia turca de Manisa, con desembocadura al mar Egeo), comenzando su dominio en Asia Menor hasta mediados del siglo IV a. C. Las ciudades jónicas (499 a. C.) se rebelaron contra el liderazgo de Mileto (antigua ciudad griega de la costa occidental de Anatolia, actual provincia turca de Aydin), primer conflicto entre las ciudades griegas y el Imperio Persa. El rey persa Darío I decidió controlar el aprovisionamiento de trigo y madera para la construcción naval de Grecia, así como la ruta del comercio de oro extraído de los Montes Urales y de Siberia. Para ello, había que combatir a los escitas (pueblo de origen iranio, caracterizado en el pastoreo nómada y la cría de caballos) con un poderoso imperio en Rusia y unas relaciones prosperas con los griegos jonios. La revuelta jónica (constituida por doce ciudades griegas: Colofón, Clazómenes, Éfeso, Eritrea, Focea, Lebedos, Mileto, Miunte, Priene, Quíos, Samos, Teos y las ciudades de Eólida), impulsada por Aristágoras de Mileto, marchó contra Sardes (antigua capital del reino de Lidia, fundada por el rey Giges, actual provincia turca de Manisa, con desembocadura al mar Egeo), el ejército persa escapó del cerco, asegurándose el dominio de Tracia, la isla de Samotracia (508 a. C.), y en el 513 a. C. el rey de Macedonia, Amintas I, reconoce el señorío de Persia.
Alejandro Magno (Alejandro III de Macedonia, hijo de Filipo II) combatió contra el poderoso Imperio Persa. En el 331 a. C. el ejército macedonio invadió Persia entrando en Susa (capital de Darío I), mientras que Darío III tenía que huir hacia el interior del territorio para organizar fuerzas leales para enfrentarse de nuevo. Alejandro Magno pone fin a la dominación persa en Éfeso (334 a. C.). Después de la muerte de Alejandro Magno (323 a. C.), uno de sus generales, Lisímaco de Tracia se convirtió en basileo (rey, 306 a. C.), gobernando Asia Menor, Macedonia y Tracia, manteniendo continuas guerras y alianzas. Mandó levantar una nueva ciudad en Éfeso, entre los montes Pión y Coressos, bautizándola con el nombre de Arsinoe (su segunda mujer, hija del rey de Egipto), mientras que el pueblo de Éfeso, con un puerto taponado por los aluviones del río Caistro, se negaba a trasladarse a la nueva ciudad para no abandonar el templo. Lisímaco de Tracia nombró al general Filetero (283 a. C.) comandante de Pérgamo (griegos jonios, al oeste de la península de Anatolia, actual Turquía, encomendándole la salvaguarda del erario de la Acrópolis). Lisímaco perdió la vida en el enfrentamiento con Seleuco I Nikátor (general de Alejandro Magno, rey de Babilonia, fundador de la dinastía Seléucida, dominando Pakistán, Irán, las montañas de la India y los desiertos del mar de Aral).
El reino de Pérgamo (actual Turquía) se consolidó con gran expansión, sucediéndose los reyes Eumenes I (263 a. C. - 241 a. C.), Átalo I (241 a. C. - 197 a. C.), Eumenes II (197 a. C. - 159 a. C.) y Átalo II (138 a. C. - 133 a. C.) que legó en su testamento el reino de Pérgamo al pueblo romano, convirtiéndose en la capital de la provincia romana de Asia Menor. De este modo, Éfeso pasó a ser de dominación romana. Mitrídates VI, rey del Ponto (fundado por Mitrídates I en 291 a. C., al noreste de la península de Anatolia, entre los ríos Fasis y Halys, en la cosa del mar Negro), con la ayuda de gran parte de Grecia practicó una política expansionista tratando de conquistar varios reinos (entre ellos, Bitinia) llevándole a un conflicto con la República de Roma. Con la conquista de Anatolia (88 a. C.), los romanos dejaron su dominio en Éfeso.
Éfeso prosperó mucho bajo el dominio del Imperio romano (hasta 262 d. C.), siendo una de las ciudades más importantes del mundo con César Augusto, visitada por la Virgen María, San Juan, San Pablo y San Lucas. En plena decadencia romana (262 d. C.) los godos (procedentes del centro de Europa) arrasaron la ciudad de Éfeso, destruyendo el templo de Artemisa. El 22 de junio de 431 se inició el tercer Concilio Ecuménico (Concilio de Éfeso) convocado por el Papa San Celestino I e impulsado por Cirilo de Alejandría para combatir el nestorianismo (doctrina que defiende que Jesucristo esta formado por dos entes independientes, que es Dios y hombre al mismo tiempo), se estableció que la Virgen María es la madre de Dios. El emperador romano de oriente, Justiniano I el Grande, construyó la iglesia de San Juan (565), la ciudad fue trasladada alrededor de la iglesia porque la malaria amenazaba al pueblo y los aluviones del río Caistro habían taponado de nuevo el puerto. Posteriormente, Éfeso se encontró hostigada por los árabes (siglos XII-VIII), por turcos selyúcidas (siglo XI), por el líder turco-mongol Tamerlán (1400). |
|
|
|
Odeón de Efeso, lugar destinado para acontecimientos musicales y lugar de reunión política y judicial (Bouleuterión), con capacidad para cuatrocientas personas. |
|
|
|
|
En una leyenda reza la inscripción de que fue donado por P. Vedius Antoninus Sabinus para honrar la visita del emperador Publio Elio Adriano (hacia 130), de estilo corintio, de pequeñas dimensiones, entablamento con forma semicircular, con tradicional frontón triangular, destaca por los relieves exteriores representando la fundación de la ciudad de Éfeso. Los relieves originales se exhiben en el Museo de Selçuk. |
|
Biblioteca de Celso, levantada por el cónsul Gayo Julio Aquila (110) para albergar más de doce mil pergaminos y como tumba para su padre Tiberio Julio Celso Polemeano (gobernador romano de Asia Menor). El edificio de planta única, construido entre otros edificios, orientado hacia el este, se levanta en una plataforma con base convexa, con columnas centrales más grandes que las columnas de los extremos, ofreciendo una apariencia más grande que lo que es en realidad. Tiene tres accesos, la entrada central es más grande que las laterales, todas adornadas con ventanas sobre un dintel.
|
|
|
|
El Gran Teatro comenzó a construirse en el siglo III a. C., siendo finalizado en el siglo II d. C., de ahí que presente diferentes estilos arquitectónicos (gradas helenísticas apoyadas en el Monte Pión y bóvedas romanas). Durante el dominio romano fue reconstruido, aprovechando piedras originales y diseño de las gradas, con una fachada suntuosa de dos pisos y, posteriormente, de tres pisos con los emperadores Tito Flavio Domiciano y Marco Ulpio Trajano.
|
|
|
|
|
|
|
|
Desde Selçuk, camino a Éfeso, una pequeña leyenda informa de la entrada a las ruinas del Templo de Artemisa (Diana para los romanos, hermana del dios Apolo), construcción que inició el rey Creso de Lidia. El Templo de Artemisa fue una de las Siete Maravillas del Mundo, en la actualidad las ruinas muestran unos pocos restos y una columna. A la diosa se representaba con una corona amurallada, símbolo de Cibeles, servida por esclavas (megabyzae).
El Templo de Artemisa se levantó en un lugar sagrado donde se practicaba el culto a Cibeles (diosa madre), principalmente en mármol, se sustentaba sobre 127 columnas (cada una con una altura de 18 metros, 12 veces el diámetro de la base) decoradas con estatuas, siendo mayor que el Partenón de Atenas.
Tras el incendio provocado en el Templo de Artemisa por Erostratos, 21 de julio de 356 a. C., que la diosa no pudo proteger porque estaba en Macedonia, Alejandro Magno dispuso costear la reconstrucción del templo, aunque los efesios se negaron aduciendo que no convenía que un dios construyese un templo a una diosa. Finalmente, en el 323 a. C. (tras la muerte de Alejandro Magno), se inició la reconstrucción del Templo manteniendo la planta y proporciones del edificio, añadiendo el crepidoma (plataforma sobre la que sustenta el templo) escalonado - doce gradas de 2,68 m de altura -. El Templo cobijaba varias obras de arte: pinturas y columnas recubiertas de oro y plata, esculturas de Cresilas, Fidias, Fradmon y Policleto.
Los godos destruían el Templo de Artemisa (año 262, en tiempos del emperador Publio Licinio Ignatio Galieno). En los dos siglos venideros, los efesios se convirtieron al cristianismo y el Templo de Artemisa perdió el interés religioso. Los cristianos derribaron los restos del santuario y utilizaron los materiales para construcciones posteriores.
Una expedición del Museo Británico de 1869 descubrió el Templo de Artemisa. En 1965 se llevaron a cabo unas excavaciones austríacas saliendo a la luz el Altar de mármol del templo. La Selçuk Artemis Culture, Arts and Education Foundation tiene previsto la reconstrucción del Artemision. |
|
|
|