Durante mucho tiempo se ha considerado que el Coliseo fue el escenario de numerosos martirios de los primeros cristianos, creencia surgida sobre todo en el siglo XVI.
En la Edad Media el Coliseo dejó de ser considerado un lugar sagrado. En una época donde los lugares asociados a los mártires eran venerados y respetados, el Coliseo se convirtió en una fortaleza, y después en una cantera. Una parte de la estructura del Coliseo fue ocupada por una Orden cristiana, aunque no tenían motivos espirituales para residir allí.
Durante los siglos XVII-XVII, el Coliseo fue considerado Lugar Santo. en este sentido, el Pontífice Pío V (1566-1573) parece ser que recomendó que los peregrinos guardasen arena del Coliseo por estar impregnada con sangre de los mártires. Fioravante Martinelli en su libro Roma ex Ethnica Sacra (1653) incluyó al Coliseo encabezando una lista de lugares sagrados a causa de los martirios. Años después, el libro tuvo gran repercusión en la opinión pública enfrentada a la propuesta del cardenal Emilio Bonaventura Altieri (futuro Papa Clemente X) de transformar el Coliseo en una plaza de toros. Después de un período de controversias, el Pontífice Clemente X acabó declarando al Coliseo como santuario cristiano.
A lo largo de los siglo XV-XVI, el travertino que recubría el Coliseo fue arrancado para otras construcciones, entre ellas, el Palacio Barberini y el Puerto de Ripetta. El expolio de las piedras continuó hasta que en 1749, a petición de San Leonardo de Puerto Mauricio, el Papa Benedicto XIV (1740-1758) prohibió que se utilizase el Coliseo como cantera, consagrándolo como Lugar Santo en memoria de los mártires ejecutados (puede que fuesen ejecutados en el Circo Máximo).
En el siglo XIX varios Papas mandaron realizar trabajos de restauración y reparación, conservando de este modo un vínculo con la cristiandad. En este sentido, cada Viernes Santo el papa encabeza una procesión al Anfiteatro de Flavio en memoria de los mártires cristianos.
En 1980, el Centro Histórico de Roma (incluido el Coliseo) fue declarado Patrimonio de la Humanidad. Desde el año 2000, el Coliseo se mantiene iluminado 48 horas cada vez que en algún lugar del mundo se conmuta o aplaza una sentencia de muerte a un condenado.
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