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Masonería

PARANINFO DE LA UNIVERSIDAD COMPLUTENSE


Paraninfo de la Universidad Complutense, anteriormente Universidad Central de Madrid, en su inicio Universidad Literaria.


Paraninfo de la Universidad Complutense, anteriormente Universidad Central de Madrid, en su inicio Universidad Literaria.


Paraninfo de la Universidad Complutense, anteriormente Universidad Central de Madrid, en su inicio Universidad Literaria.


Paraninfo de la Universidad Complutense:
Inspectores de Educación de la Comunidad de Madrid con D. Pedro Palacios Ortega (tercero por la izquierda), director del Instituto Cardenal Cisneros.

La Masonería penetra en la Gloriosa Revolución de 1868 y en la Universidad Central, una gran mayoría de los personajes, principales y secundarios, eran masones. En octubre de 1868, el Supremo Consejo de la Masonería dirigió al Gobierno Provisional un programa con diversas propuestas. También se difunde de forma rápida en el Instituto de Primera Clase del Noviciado (actual Instituto del Cardenal Cisneros), con la entrada de algunos catedráticos de la Universidad Central y la intervención de algunos catedráticos del Instituto, especialmente la de Manuel Merelo Calvo (miembro de la Logia Gran Oriente).

Con la revolución de 1868 comienza la diferenciación más notable entre el Instituto del Noviciado y el de San Isidro; profesores progresistas y masones singularizan al Instituto del Noviciado al convertirlo en un escaparate de las reformas pedagógicas que deseaban introducir en la Segunda Enseñanza. El Instituto del Noviciado y la Universidad Central forjan la Segunda Enseñanza en España.
El rector de la Universidad Central, D. Fernando de Castro y Pajares, dispone en 1869 que los Gabinetes de Física y Química que tiene la Facultad de Ciencias en el Instituto de San Isidro pasen a ser propiedad del Instituto del Noviciado.


Paraninfo de la Universidad Complutense, anteriormente Universidad Central de Madrid, en su inicio Universidad Literaria.

Paraninfo de la Universidad Complutense, anteriormente Universidad Central de Madrid, en su inicio Universidad Literaria.

Paraninfo Universidad Complutense: Francisco Jiménez de Cisneros 'El Cardenal Cisneros' (1436-1517), arzobispo de Toledo y primado de España, franciscano, tercer inquisidor general de Castilla y regente de la misma a la muerte de Fernando el Católico.
A la muerte de Felipe el Hermoso presidió el Consejo de Regencia que asumió el Gobierno, sin consentimiento de la reina Juana, hasta la llegada del futuro emperador Carlos V.

UNIVERSIDAD LITERARIA - UNIVERSIDAD CENTRAL - UNIVERSIDAD COMPLUTENSE

La Universidad Central de Madrid es heredera de la Universidad que fundara el Cardenal Cisneros en Alcalá de Henares, antigua Universidad Complutum (abril de 1499), que inició su actividad en octubre de 1508.
Después de un intento frustrado en 1813 de centralizar y estatalizar las Enseñanzas Universitarias, en 1821 se dispone el traslado de la Universidad Complutum, con el nombre de Universidad de Madrid. En noviembre de 1822 se hizo efectivo el traslado incorporando un Reglamento Interno e inaugurando las instalaciones.
Con la restauración del absolutismo de Fernando VII se produjo una durísima represión de los elementos liberales, acompañada del cierre de periódicos y Universidades. En julio de 1823 los estudios universitarios de la Universidad de Madrid volvieron a Alcalá de Henares.
El 29 de octubre de 1836, mediante Real Orden de Isabel II, se decretó el traslado de la Universidad Complutum de Alcalá de Henares a Madrid, apareciendo renombrada como Universidad Literaria de Madrid (1836-1850), Universidad Central de Madrid (1850-1970) y Universidad Complutense de Madrid (1970 - ).

Universidad Cisneriana de Alcalá 

El Plan General de Instrucción Pública (Real Decreto de 4 de agosto de 1836) del Ministro de Gobernación D. Ángel María de Saavedra y Ramírez de Baquedano, 'Duque de Rivas', posibilita la inauguración de la Universidad Literaria en el curso académico de 1836.

Se trasladan de Alcalá las cátedras de Leyes y Cánones, instalándose en el edificio del Real Seminario de Nobles de la calle de Princesa, esquina con la calle de Serrano Jover, próximo a los Reales Estudios del Colegio Imperial.

Las cátedras de Filosofía y Teología llegaron en 1837, reuniéndose todas ellas en el convento de Las Salesas Nuevas, en la calle Ancha de San Bernardo (calle de San Bernardo desde 1865), dedicando la Iglesia a Paraninfo, donde continuaron hasta 1843 en que algunas se desplazaron al antiguo edificio del Noviciado de los Jesuitas.

La Iglesia y el Convento de las Salesas Nuevas se encuentra en la calle ancha de San Bernardo, fundado por la Marquesa de Villena en 1798.
El primer convento de las religiosas de San Francisco de Sales fue el Monasterio de las Salesas Reales (actualmente, Parroquia de Santa Bárbara) fundado en 1757 por la reina doña Bárbara de Braganza (esposa de Fernando VI).La Fachada de la Iglesia es de estilo neoclásico, sobre la puerta un frontón curvado y dos ventanas redondas a ambos lados de la sobria fachada, donde sobresale un relieve, obra de Julián San Martín, que representa a San Francisco de Sales fundando la Orden junto a Santa Juana Fremiot.
Las monjas franciscanas fueron enclaustradas en 1836, trasladándose al convento de las Salesas Reales. El convento de las Salesas Nuevas se dedicó a la Universidad y la Iglesia en Paraninfo, hasta que en el solar del desaparecido Noviciado de los Jesuitas, fundado en 1602 por Dª Ana Félix de Guzmán 'Marquesa de Camarasa' (hija del Conde de Olivares), se levantó la Universidad Central de Madrid.

En 1842, por Real Orden, se dispone el asentamiento definitivo de la Universidad Literaria de Madrid al antiguo edificio del Noviciado de los Jesuitas.
El antiguo Noviciado había sido adquirido por la Compañía de Jesús en 1602, próximo al Convento de las Salesas Nuevas. El Noviciado, que se había cerrado en 1767 con la expulsión de los jesuitas, se volvió a abrir con Fernando VII, y fue abandonado definitivamente en 1835 con motivo de la desamortización.

   

El Noviciado de Madrid incluía las antiguas casas del doctor Cristóbal de Espinosa, donde se había alojado San Luis Gonzaga entre (1581-1583), utilizándose después como residencia de los embajadores de Génova. En el Archivo Histórico Nacional se conservan los planos del antiguo Noviciado de los Jesuitas, trazado por el jesuita Pedro Sánchez.

En la Biblioteca del Marqués de Valdecilla se conservan dos grandes lienzos de la Iglesia del Noviciado de los Jesuitas, obra de Francisco Rizi, que ocupaba parte del solar limitado por la calle de los Reyes (antigua calle de Leganitos), San Bernardo, Noviciado y Amaniel.

Cuando en 1843 la Universidad Literaria abrió sus puertas en el Noviciado de los Jesuitas, las monjas regresaron a las Salesas Nuevas en donde siguen en la actualidad.

En 1927 se planificó la construcción del área universitaria en territorios cedidos por el rey D. Alfonso XIII en la zona de Moncloa.

En 1970 el Gobierno reforma la Enseñanza Superior, la Universidad Central de Madrid pasa a denominarse Universidad Complutense. Por entonces se crea el Campus de Somosaguas para albergar al grueso de las Facultades de Ciencias Sociales y descongestionar el Campus de la Moncloa.

  

  

Maqueta de la manzana 501 en escala 1:432 de Madrid, elaborada en 1830 por León Gil de Palacio cuando era director del Real Gabinete de Estudios Topográficos.

En la maqueta de la manzana 501 se observa el Antiguo Noviciado de los Jesuitas en la calle ancha de San Bernardo, la calle de los Reyes donde se levantaría el Instituto de Primera Clase del Noviciado (actual Instituto del Cardenal Cisneros) y el Palacio de la Marquesa de Sonora (actual Ministerio de Justicia).
El Antiguo Noviciado de los Jesuitas se presenta, respectivamente, con vistas desde el oeste, norte y este.

La maqueta de la ciudad de Madrid se encuentra desde 2012 en las dependencias del Museo de Historia de Madrid, siendo uno de los documentos cartográficos más significativos del estudio de Madrid del siglo XIX.

Ÿ León Gil de Palacio, cartógrafo e ingeniero militar, liberal y perteneciente a la
   masonería, llegó al cargo de brigadier de infantería.

En la calle ancha de San Bernardo, alzado de la Universidad Literaria de Madrid. Realizado en 1847 por Narciso Pascual Colomer, Villa de Madrid.

Con el triunfo de los moderados, D. Pedro José Pidal, Ministro de Gobernación, se inclina por la enseñanza como derecho estatal. La asunción de la función docente por parte del Estado se hace pública por Real Decreto de 17 de septiembre de 1845, con su Reglamento de 28 de octubre, procurando recoger parte de los estudios de Humanidades y Filosofía que se habían impartido en Alcalá, quedando en la nueva ordenación: La Segunda Enseñanza Elemental y la Segunda Enseñanza de Ampliación. Ambas formarían la Facultad de Filosofía, en la que los alumnos se graduaban de Bachilleres y Licenciados, tanto en Letras como en Ciencias.

Para impartir la Segunda Enseñanza Elemental se fundan los primeros Institutos de Segunda Enseñanza, disponiéndose que se impartiesen indistintamente en el Instituto del Noviciado (actual Cardenal Cisneros), con sede en la Universidad Literaria, y en el Instituto de San Isidro.

El Plan Pidal dedicaba una atención especial a los Estudios Secundarios como preparatorios para acceder a la Universidad, y daba a las enseñanzas de las Facultades una orientación práctica para capacitar al alumno en el ejercicio de la profesión, una vez obtenida la licenciatura.

El doctorado se consideraba sólo necesario para el ejercicio de la docencia a niveles superiores, motivo por el que se defendía que bastaba una sola Universidad para ofrecer los estudios de doctorado y otorgar el título de doctor.

El Preámbulo del Plan Pidal establecía: "El grado de doctor sólo se dará en aquella Universidad en que se reúnan todas las facultades y todas las ciencias, para formar un gran centro de luces que la iguale con el tiempo a las mejores y más célebres de Europa, convirtiéndola en norma y modelo de todas las de España".</FONT>

De este modo, al inaugurarse el curso académico 1850-1851, la Universidad Literaria de Madrid comenzó a denominarse Universidad Central de Madrid; un centro modélico en donde únicamente podían cursarse todas las carreras universitarias en su más alto grado.

Tras cursar las asignaturas que determinaban los planes de estudio y pasar los exámenes correspondientes, se podían alcanzar diferentes niveles de titulación; el Grado de Bachiller en Artes era indispensable para emprender los estudios de Facultad en donde, tras haber completado los ciclos fijados, podían adquirirse a su vez los títulos de Bachiller, Licenciado y Doctor en la carrera elegida.

Se crearon dos nuevas Facultades: la de Derecho, que sustituía a la antigua Escuela de Jurisprudencia; y la de Ciencias, constituida por las asignaturas que se estudiaban anteriormente en la Facultad de Filosofía.

Los profesores del Instituto del Noviciado y del Instituto de San Isidro, junto con los profesores de la Facultad de Filosofía, constituían un sólo Claustro presidido por el primer Decano de la Facultad de Filosofía; D. Eusebio María del Valle, catedrático de Economía Política.


Paraninfo de la Universidad Central de Madrid, 1855


Manifestación de estudiantes en la Universidad Central de Madrid, 1865

En 1843 la Universidad Literaria, en el antiguo Noviciado de los Jesuitas, comienza a impartir algunos estudios, siendo Rector D. Eusebio María del Valle. Posteriormente, el rectorado de la Universidad Literaria (1836-1850) y de la Universidad Central (1850-1970) sería ocupado por:

D. Pedro Sabau y Larroya (1843-1845)

D. Fermín Arteaga y Sesta (1845)

D. Florencio Rodríguez Vaamonde (1845-1846)

D. Nicomedes Pastor Díaz (1846-1850)

D. Claudio Moyano Samaniego (1850-1851)

D. Joaquín Gómez de la Cortina (1851-1854)

D. Tomás del Corral y Oña (1854-1862)

D. Juan Manuel de Montalbán (1862-1865)

D. Diego Bahamonde y Jaime (1865)

D. Juan Manuel de Montalbán (1865-1866)

D. Diego Bahamonde y Jaime (1866-1868)

D. Fernando de Castro (1868-1870)

El 8 de julio de 1847, el Ministro de Comercio, Instrucción y Obras Públicas, D. Nicomedes-Pastor Díaz Corbelle, publica un Nuevo Plan General de Estudios en el que se reorganizan las Facultades, terminando así con la consideración de Facultad Menor que tenía la de Filosofía y otorgándole la misma consideración que las Facultades de Teología, Jurisprudencia, Medicina y Farmacia.

Como consecuencia, el Instituto de Primera Clase del Noviciado (actual Instituto del Cardenal Cisneros) dejó de formar un solo cuerpo con la Facultad de Filosofía de la Universidad Literaria.

Por Real Decreto de 9 de diciembre de 1855, el Ministro de Fomento, D. Manuel Alonso Martínez, sanciona el Proyecto de Ley de Instrucción Pública, impulsando la reforma del sistema educativo.

 

El 9 de septiembre de 1857 se sanciona la Ley de Instrucción Pública del Ministro de Fomento D. Claudio Moyano y Samaniego, conocida como Ley Moyano, que desliga los Institutos de la Universidad también administrativamente.

Con la Ley Moyano se intentó mejorar la deplorable situación de la educación en España, uno de los países europeos con mayor tasa de analfabetismo en aquella época. Así se regulan los niveles educativos de:

Ÿ Primera Enseñanza, dividida en Elemental (de 6 a 9 años, obligatoria y gratuita para quien no pudiera costearla) y Superior.

Ÿ Segunda Enseñanza, que comprende seis años de estudios: 2 Generales (a los que se accede a partir de 9 años y tras pasar un examen) y 4 de Estudios de   Aplicación a las Profesiones Industriales (a los que se accede a partir de 10 años y tras superar un examen).

Ÿ Enseñanza Superior, los estudios de las Facultades, las Enseñanzas Superiores y las Enseñanzas Profesionales.

La Ley Moyano no fue una ley innovadora, sino una norma que recogía las bases fundamentales que se encontraban ya en el Reglamento de 1821, el Plan del Duque de Rivas (1836) y el Plan Pidal (1845).

Hasta la 'Ley Moyano' la cadena de mando iba del Ministro de Fomento al Director General de Instrucción Pública, de éste al Rector de la Universidad Central, y de éste al Director del Instituto del Noviciado.

Como consecuencia de la Ley Moyano, el Instituto de Primera Clase del Noviciado tuvo en 1858 su primer secretario en la persona de D. José María Rey y Heredia, filósofo y extraordinario matemático que, con su obra 'Teoría trascendental de las cantidades imaginarias', introdujo en España el estudio de los números complejos, movido por las discusiones con su compañero, matemático y director del Instituto D. Acisclo Fernández Vallín.

El 25 de octubre de 1868 se proclama el Manifiesto del Gobierno Provisional, donde se exponen principios fundamentales proclamados por la Revolución. El Manifiesto se fundamenta en principios liberales progresistas y democráticos y en la defensa del sufragio universal y de las libertades de culto, de imprenta (expresión), de reunión y de asociación.

En el Decreto de 21 de octubre de 1868 se regula la Libertad de Enseñanza (impregnada del ideario y filosofía del masón Krause), disponiéndose que el Estado carecería de autoridad para condenar las teorías científicas y se debería dejar a los profesores en libertad para exponer y discutir lo que pensasen, siendo éstos libres para elegir métodos de enseñanza y libros de texto, así como para elaborar sus programas educativos; consagrando estas disposiciones la Libertad de Cátedra.

La libertad para crear Centros Educativos era absoluta; de hecho, la Constitución de 1869, establecía en su artículo 24 que todo español podría fundar y mantener establecimientos de instrucción o educación sin previa licencia, estando éstos sujetos a la inspección de la autoridad competente por razones de higiene y moralidad.

La Libertad de Enseñanza llegaba a los alumnos de centros públicos y privados, estando sometidos ambos a unos mismos exámenes y tribunales.

La aplicación de la Libertad de Enseñanza contemplaba la duración de los estudios; de manera que al no ser la misma por haber capacidades desiguales, se entendía que había alumnos que necesitaban más tiempo para aprender.

Con la revolución de 1868 comienza la diferenciación más notable entre el Instituto del Noviciado y el de San Isidro; profesores progresistas y masones singularizan al Instituto del Noviciado al convertirlo en un escaparate de las reformas pedagógicas que deseaban introducir en la Segunda Enseñanza.

Con la aprobación del Ministro de Fomento, Manuel Ruiz Zorrilla, se produce el cambio en el Instituto del Noviciado; profesores krausistas, algunos de ellos catedráticos de la Universidad Central, unidos a los cuatro catedráticos progresistas del Instituto del Noviciado - a saber, Ambrosio Moya de la Torre, Manuel Merelo Calvo, Manuel María José Galdo López de Neira y Narciso Campillo y Correa - pretenden transformar el Instituto en un laboratorio pedagógico para experimentar la Libertad de Enseñanza.

La iniciativa revoluciona la visión imperante que se tenía sobre la Segunda Enseñanza, y en ella participan, como profesores auxiliares renunciando a su sueldo, entre otros: Francisco Giner de los Ríos, Hermenegildo Giner de los Ríos, Nicolás Salmerón Alonso, Urbano González Serrano, Miguel Carmona, Tomás Tapia, Augusto González Linares y Laureano Calderón.

El objetivo de lograr la regeneración moral del país mediante la educación, lleva a catedráticos demócratas del Instituto del Noviciado a compartir los locales y materiales con las denominadas Enseñanzas Abiertas y la Educación de Adultos, propuestas por el Rector,
D. Fernando de Castro y Pajares. Estas enseñanzas estaban coordinadas por Enrique Serrano Fatigati y eran impartidas por el profesor Ricardo Macías Picabea.

D. Fernando de Castro y Pajares, de la orden de los franciscanos descalzos, dispone en 1869 que los Gabinetes de Física y Química que tiene la Facultad de Ciencias en el Instituto de San Isidro pasen a ser propiedad del Instituto del Noviciado.

La distinción entre el Instituto del Noviciado y el de San Isidro continúa durante la Restauración, dado que el primero se significa en la sociedad madrileña como un centro de notables mediante las Exposiciones Escolares y las Conferencias Académico-Literarias que se difunden a través de la prensa.

De forma decisiva, penetra la masonería en la Gloriosa Revolución. Una gran mayoría de los personajes, principales y secundarios, eran masones. En octubre de 1868, el Supremo Consejo de la Masonería dirigió al Gobierno Provisional un programa con diversas propuestas.
También se difunde de forma rápida en el Instituto de Primera Clase del Noviciado, con la entrada de algunos catedráticos de la Universidad Central y la intervención de algunos catedráticos del Instituto, especialmente la de Manuel Merelo Calvo (miembro de la Logia Gran Oriente).

Posteriormente, la masonería fue seguida por personalidades relevantes vinculadas al Instituto del Noviciado (actual Instituto del Cardenal Cisneros), tanto por profesores como alumnos. Entre otros figuran:


  Ruiz Zorrilla


  N. Salmerón


 Merelo Calvo


   Giner Ríos


  U. González


     F. Vallín


    M. Revilla


    S. Moret


    F. Borja


  M. Morayta


  M. Méndez


     J. Muro


   A. Figueroa


    M. Azaña


 S. Madariaga


   A. Lerroux


  A. Machado

 

El 14 de abril de 1877 el Sr. Director del Instituto de Primera Clase del Noviciado, el catedrático de matemáticas D. Acisclo Fernández Vallín, atendiendo al Claustro de Profesores, solicita al Sr. Ministro de Fomento que se cambie la denominación del Instituto por el de 'San Ildefonso' o 'del Cardenal Cisneros'.

Por Real Orden de 21 de junio de 1877, el Ministro de Fomento D. Francisco de Borja Queipo de Llano, VIII Conde de Toreno y antiguo alumno del Instituto del Noviciado, resolvió que el nuevo título de éste fuera el de 'Cardenal Cisneros', y que se utilizase en su sello las armas del prestigioso cardenal.

La Real Orden ordena también comenzar las obras para levantar la sede del Instituto en la parte del edificio que da a la calle de los Reyes, sede que albergaría el mayor Instituto de España, en cuanto al número de alumnos matriculados. Durante este año se pierden dos aulas por la instalación de la Escuela Diplomática en el edificio del Noviciado.

Para levantar el nuevo edificio del Instituto Cardenal Cisneros, el Ministro de Fomento, Conde de Toreno, adquiere el local anexo del edificio del Noviciado en la calle de los Reyes, la tahona del Marqués de Linares, solicitando los planos al arquitecto Jareño. Las obras de movimiento de tierras, cimentación y adquisición de la piedra de Colmenar se adjudican al constructor Lorenzo González Batista.

La construcción, con un coste de quince mil pesetas, presenta como elemento diferenciador una monumental escalera principal realizada en mármol blanco, concebida para impresionar e infundir respeto a los alumnos por su grandeza y suntuosidad.

Con motivo de ensalzar la colosal figura del Cardenal Cisneros, el 26 de mayo de 1878 se celebró una fiesta literaria en el Paraninfo de la Universidad Central, ocupando el sillón presidencial el Ministro de Fomento, el Conde de Toreno, acompañado en la presidencia por Francisco Silvela, primer Vicepresidente del Congreso de los Diputados; José de Cárdenas, Director General de Instrucción Pública, Agricultura e Industria y diputado; Manuel Rioz y Pedraja, Rector de la Universidad Central; Alejandro Groizard; y Gómez de la Serna, exministro de Fomento y consejero de Instrucción Pública, diputado y presidente de la Academia de Jurisprudencia y Legislación.

El Director del Instituto Cardenal Cisneros, D. Acisclo Fernández Vallín, tuvo la iniciativa de restablecer las conferencias académicas que tanto habían brillado en la Universidad de Alcalá, perdidas con el abandono de la enseñanza en España como consecuencia del cierre de once Universidades por Carlos IV y la Guerra de la Independencia.

En la Exposición Universal de París (1878), el Instituto Cardenal Cineros recibió la Medalla de Oro; la mayor distinción de los centros de enseñanza.


   El director del Instituto Cardenal Cisneros, D. Manuel María José de Galdo y López de Neira, en 1877 recibe el nuevo edificio, que ya desde su inauguración es considerado
   pequeño, con un escaso número de aulas para la gran cantidad de alumnos matriculados, por lo que es necesario seguir ocupando aulas de la Universidad Central.

Las Facultades en Madrid quedaban ubicadas en medio de la ciudad: La Facultad de Medicina se encontraba en la calle Atocha, en el antiguo Colegio de Cirugía de San Carlos, junto al Hospital General. La Facultad de Farmacia se encontraba en la calle del mismo nombre. Las Facultades de Derecho, Ciencias y Filosofía y Letras, en la calle de San Bernardo.

La Facultad de Ciencias fue la más perjudicada académicamente, la escasez de locales y laboratorios dificultaba seriamente la actividad docente, teniendo que impartir clases en el Instituto del Cardenal Cisneros, en el Instituto de San Isidro, el Museo de Ciencias Naturales (ubicado desde 1895 en el edificio de la Biblioteca Nacional) o en el Jardín Botánico.

Hasta mediados del siglo XIX las Enseñanzas Técnicas no formaban parte de las Enseñanzas Oficiales, impartiéndose gracias a iniciativas privadas sin apenas Planificación del Estado. Con el Real Decreto de 4 de septiembre de 1850, las diferentes Escuelas de Ingeniería se incorporaron al Régimen Oficial de los Estudios en España, donde se establecía su reglamentación y vinculación orgánica a los diferentes Ministerios, organizándose en centros totalmente independientes uno de otros.
Se establecieron dos grados formativos para cada Ingeniería: Un primer grado de dos años daba lugar al título de Perito o Ayudante. Con un segundo grado de cinco años se obtenía el título de Ingeniero. Ambos grados se impartían en el mismo Centro y eran gestionadas por el mismo equipo directivo. La formación impartida en cada Ingeniería era muy generalista en la rama técnica propia.
El esquema de funcionamiento de las Escuelas de Ingeniería no fue modificado hasta la Ley del 20 de julio de 1957, con el posterior Decreto de 13 de septiembre de 1957, dejando de pertenecer a los diferentes Ministerios e integrándose con su personalidad jurídica e independencia en el Ministerio de Educación, por consiguiente dentro de la Organización Universitaria General.

Con la Ley de Instrucción Pública de 1857 (Ley Moyano), sólo en la Universidad Central se cursaban todas las carreras y todas las secciones de las licenciaturas oficiales de España, y el doctorado, por lo que era necesario estudiar en Madrid para muchos estudiantes.
Los centros educativos de la capital se clasificaron de primera categoría, detrás de los cuales venían ordenados los restantes del país.

De otra parte, en Madrid residían las sedes de las Academias, las sociedades científicas, culturales y financieras del país. En consecuencia, el catedrático que ejercía en la Universidad Central tenía muchas posibilidades de ejercer fuera de la función docente y así alcanzar una dimensión social y política mayor que los restantes profesores de provincia.

En abril de 1892, D. Santiago Ramón y Cajal ocupa la cátedra de Histología normal y Anatomía patológica de la Universidad Central, tras la vacante por fallecimiento del doctor Aureliano Maestre de San Juan.

Según la Guía Oficial de España (1900), la Universidad Central de Madrid tenía en plantilla a 90 catedráticos, siendo Rector D. Francisco Fernández González, catedrático de Estética en la Facultad de Filosofía y Letras desde 1864.
Los sueldos anuales más frecuentes de los catedráticos oscilaban entre 6.000 y 8.500 pesetas, hay que añadir otros ingresos como los derechos de examen y los de autoría de libros, además de ingresos derivados de otras actividades que podían desarrollar por residir en la capital (Parlamento, Gobierno Civil, Academias, Consejo de Instrucción Pública, Senado, Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Anticuarios, Abogacía, Medicina). La mayoría de los catedráticos se instalaban en viviendas por las que pagaban entre 70 y 150 pesetas mensuales de alquiler.

Enseñaban, entre otros, Marcelino Menéndez Pelayo, Amalio Gimeno y Cabañas, Antonio Sánchez Morguel, Julián Calleja, Alejandro San Martín y Satrústegui, Federico Olóriz Aguilera, Tomás Montejo y Rica, José Manuel Piernas Hurtado, Vicente Santamaría de Paredes, Eduardo Torroja y Caballé, Ignacio Bolívar y Urrutia, Luis Octavio de Toledo y Zulueta, Miguel Vegas Puebla-Collado y José Rodríguez Carracido.

Entre los profesores masones de la Universidad Central:


  L. Simarro


  N. Salmerón


   Giner Ríos


  U. González


   E. Montero


     M. Sanz


    S. Moret


  M. Morayta


  G. Azcárate


Ramón y Cajal

MINISTERIO DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA Y BELLAS ARTES: A finales del siglo XIX había un gran analfabetismo en España y fue cristalizando la idea del gran problema educativo del país. Los estudios de Bachillerato y de Universidad se habían concebido en Europa y en España (desde 1836) como una instrucción exclusiva de las clases medias y altas de la sociedad. El carácter elitista se manifesto en muchos aspectos, también en su aspecto físico, basta observar los dos Institutos (Cardenal Cisneros y San Isidro) que existían en Madrid.
La matrícula en el Bachillerato quedaba supeditada a factores de naturaleza económica y social, creciendo poco entre 1875-1900. En España se pasó de 28.551 estudiantes en 1876 a 32.297 en 1900, con un cambio significativo en la distribución de estudiantes, produciéndose un retroceso de la enseñanza pública y un avance extraordinario en la enseñanza privada.

En la Regencia de María Cristina de Habsburgo, durante la minoría de edad de Alfonso XIII entre (1885-1902), el gobierno presidido por el conservador Francisco Silvela de Le Vielleuze, antiguo alumno del Cardenal Cisneros, mediante Real Decreto de 18 de abril de 1900, suprimió el Ministerio de Fomento creando en su lugar dos nuevos Departamentos Ministeriales, que se denominaron, respectivamente, Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes (1900-1936), y Ministerio de Agricultura, Industria, Comercio y Obras Públicas (en 1905 volvió a denominarse Ministerio de Fomento).

Al Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes se le encomendó 'La Enseñanza Pública y Privada, sus diferentes clases y grados, el fomento de las ciencias y letras, Bellas Artes, Archivos, Bibliotecas y Museos, así como la Dirección General del Instituto Geográfico y Estadístico'.
Cuando se creó el Ministerio no tenía más órganos que la Subsecretaría, Real Orden de 27 de abril de 1900, y cuatro Secciones. El Reglamento de régimen interior, Real Orden de 1 de junio de 1900, reorganiza la Subsecretaría en cuatro secciones y ocho negociados.

  • Las cuatro Secciones son: Universidades e Institutos; Primera Enseñanza y Escuelas Normales; Bellas Artes; y Construcciones Civiles y Escuelas Especiales.
  • Los ocho Negociados que forman parte de la Subsecretaría son: Personal, Archivos, Contabilidad, Habilitación, Registro General, Telégrafo y Teléfono, Archivo General, Registro de la Propiedad Intelectual y Depósito de Libros.
  • El Archivo General del Departamento, el Registro de la Propiedad Intelectual y el Depósito de Libros quedan a cargo del Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos.

El primer titular del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes fue el conservador Antonio García Alix (hasta marzo de 1901), que reaccionó ante el retroceso considerable de la Enseñanza Pública, tomando medidas para dignificar la Enseñanza y controlar los centros privados, promoviendo numerosas disposiciones en este sentido.

Aunque el verdadero artífice de la política reformista educativa fue su sucesor en el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, D. Álvaro de Figueroa y Torres 'Conde de Romanones', no olvidando que el gran catalizador de la cuestión educativa y de otras fue el llamado 'Desastre del 98'.

La derrota frente a Estados Unidos en 1898 y la liquidación del imperio colonial sumieron al país, o al menos a sus elites políticas e intelectuales, en un clima pesimista y de derrota, con un espíritu hipercrítico hacia España y sus males.

Las Facultades de Filosofía y Letras, Derecho y Ciencias (calle de San Bernardo) con las reformas del Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, D. Antonio García Alix, tuvieron un aumento de secciones y de asignaturas, con un incremento de la plantilla del profesorado, que en el curso 1901-1902 era de 105 catedráticos. La Universidad Central acogía a la cuarta parte de los catedráticos de la Universidad Española.
Entre los recién incorporados: Manuel Sales y Ferré, en la nueva cátedra de Sociología; Juan Catalina García, Antonio Hernández Fajarnés y Ramón Menéndez Pidal, en la Facultad de Filosofía y Letras; Francisco Javier González de Castejón y Elío 'Marqués de Vadillo' y Francisco Javier Jiménez y Pérez de Vargas 'Marqués de la Merced', en la Facultad de Derecho; Cecilio Jiménez Rueda y Eduardo Lozano Ponce de León, en la Facultad de Ciencias.

CARDENAL CISNEROS: UNIVERSIDAD CENTRAL - MASONERÍA - SEGUNDA ENSEÑANZA EN ESPAÑA

Juan Álvarez Mendizábal (1790-1853), Presidente del Gobierno, Ministro de Hacienda en cuatro ocasiones  -  Portal Fuenterrebollo


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