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SINAGOGA DEL TRÁNSITO: MUSEO SEFARDÍ

Un recorrido por el Paseo de los Reyes Católicos de Toledo brinda la posibilidad de recorrer una parte de la historia medieval de la ciudad: Sinagoga del Tránsito, Sinagoga de Santa María la Blanca, Monasterio de San Juan de los Reyes, pasando por la Puerta del Cambrón para llegar al Puente de San Martín.

La Sinagoga era la institución fundamental judía en los principales núcleos urbanos de Castilla. En los Fueros Municipales se entendían como lugar donde los judíos se reunían para hacer sus juramentos, además de resolver litigios y pleitos.
Esta interpretación hace referencia a una Sinagoga Comunitaria, que no impedía la existencia de otras casas de oración de uso privado, creadas a menudo para familias ricas.

La Sinagoga del Tránsito o Sinagoga de Samuel ha-Leví es un edificio mudéjar con armadura de par y nudillo, levantado entre 1357-1363 bajo el patrocinio de Samuel ha-Leví, consejero y almojarife del rey castellano-leonés Pedro I El Cruel.

La construcción se lleva a cabo a pesar de que el Libro de las Siete Partidas de Alfonso X El Sabio prohibe erigir sinagogas, dejando a potestad regia hacer excepciones a la norma. El monarca castellano-leonés hace una excepción por el apoyo y fidelidad brindado por los judíos para la recuperación de Toledo tras estar bajo el control de Enrique II de Trastámara.

Durante esta época la Aljama de Toledo era la más rica e influyente de Castilla, algunos de sus miembros llegaron a ocupar cargos relevantes en la Corte, tenía la religión católica como dominante y dos minorías aceptadas (mudéjar y judía) siempre que no interfiriesen con el cristianismo. La comunidad judía se encontraba en Toledo desde la época romana y visigoda, durante la dominación árabe se encontraba en la Madinat al Yahud (parte sudoccidental) con carácter semi-independiente dentro de la propia ciudad.

La Aljama de Toledo, aunque estaba sometida al rey castellano-leonés, contaba con su propia organización en áreas fundamentales (fiscal, jurisdiccional y religiosa), conservando los rabinos amplia autoridad en derecho privado y ritual.

La Sinagoga del Tránsito se encuentra dentro de la Judería (entorno conformado por murallas, zocos, adarves, casas de estudio de la Ley, casas, carnicerías, etc., hasta un total de diez sinagogas). La minoría hebrea se asentó en la parte occidental de la ciudad. La conquista de Toledo en 1085 por el rey castellano-leonés Alfonso VI no cambió la situación de la comunidad judía.

En el siglo XIII desaparece el cerco y el barrio judío se mezcla con la ciudad (arqueólogos en 2015 encuentran la puerta de la muralla de la Judería delante de la puerta principal de San Juan de los Reyes, enterrado debajo de la estatua de Isabel La Católica).

En el siglo XIV los judíos sufrieron varios ataques en España, especialmente en Toledo, que acabó con buena parte de las diez sinagogas de la ciudad. En respuesta, los sefarditas adelantaron su muralla, comenzaron una nueva construcción defensiva, que teóricamente comienza en los torreones situados junto al Puente de San Martín.

El rey castellano-leonés Enrique II de Trastámara ordenó parar su construcción, ante las protestas de los toledanos. Aunque esta muralla, no fue demolida, y en ella, el arzobispo don Gómez Manrique manda abrir varias puertas.

Cuando en 1478 los Reyes Católicos mandan la construcción de San Juan de los Reyes, el muro ya debía de estar tapado, siendo muy posible que se reaprovechara algún sillar del muro para la nueva construcción. De este modo, puede que con tantos escombros encima no se pudiera ver, y no apareciese en el plano del Greco un siglo y medio después.

Con la expulsión de los judíos en 1492, la Judería es ocupada por la nobleza y los Reyes Católicos conceden el área de la Sinagoga del Tránsito a la Orden de Calatrava, que ubica allí el Priorato de San Benito y la transforma en Iglesia privada de la Orden.

En el siglo XVII un caballero calatravo solicita al pintor toledano Juan Correa de Viviar un cuadro sobre el Tránsito de Nuestra Señora, que adornó el altar plateresco de la Iglesia de San Benito, motivo por el que comienza a conocerse como del Tránsito.

La Iglesia sigue perteneciendo a las Órdenes Militares hasta el siglo XIX, apareciendo en la documentación como Ermita de San Benito, extramuros de la ciudad, muy abandonada y en continuo deterioro.

La desamortización de Juan Álvarez de Mendizábal apenas afecto al edificio. En 1877 el rey Alfonso XII, de conformidad con la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, y a propuesta de la Dirección General de Instrucción Pública, declara la capilla de Tránsito como Monumento Nacional.

En 1964 se decide que la Sinagoga Samuel ha-Leví sea la sede del Museo Sefardí, con el objetivo de conservar el legado de la cultura hispano-judía y sefardí como parte esencial del Patrimonio Histórico de España.


Fachada del Museo Sefardí (Sinagoga del Tránsito o Sinagoga de Samuel ha-Leví).
En la construcción se empleó el ladrillo, la mampostería, la madera y el yeso. El exterior está formado por mampostería en el grueso del edificio, con ladrillos reforzando esquinas, alrededor de los vanos y estructuras superiores.


Gran Sala de Oración. Detalle del muro este con el Hejal de la Sinagoga del Tránsito o Sinagoga de Samuel ha-Leví.
El muro del Hejal es el lugar más relevante para el culto en la Sinagoga, dónde se sitúa el Aron ha Qodes o Armario Sagrado, dónde se guardan los rollos de la Ley, Sefarim o Torah. En las calles laterales del muro del Hejal aparecen distintos escudos heráldicos de la Corona de Castilla y León.

La Sinagoga tiene una planta salón rectangular. El alzado se estructura en dos plantas, la primera planta es la zona del rito, mientras que la segunda planta es el lugar dónde se ponían las mujeres que asistían a la liturgia, ocultas de los hombres por celosías. El templo tiene unas dimensiones de 23 metros de longitud, 9,5 metros de ancho y 17 metros de altura.

En el interior destaca la utilización del yeso aplicado con efecto decorativo, y la madera de conífera del artesonado, que cubre toda la superficie. También se encuentra madera en las celosías, ventanas y puertas. En la techumbre lucen incrustaciones decorativas con marfil. El pavimento está formado por losas de cerámica algunas vidriadas y otras no por efecto del desgaste, de diferentes colores.


Interior de la Sinagoga del Tránsito, detalle de la decoración de las paredes y de la techumbre.


Interior de la Sinagoga del Tránsito. Los ventanales alternan arcos decorados con lacerías y otros cegados, permitiendo el paso de una luz tamizada, cambiante con el paso de las horas, un efecto que debió ser más sorprendente en el pasado con la luz de las lámparas de aceite.


Panorámica de la segunda planta de la Gran Sala de Oración, dónde se ponían las mujeres que asistían a la liturgia, ocultas de los hombres por celosías.

La Galería de Mujeres, con entrada independiente, corre a lo largo del muro meridional y ocupa la segunda planta; cuenta con cinco grandes ventanales que dan al interior de la Sinagoga y que permitirían poder seguir el culto, ya que las mujeres permanecían separadas de los hombres durante su desarrollo.


Panorámica de la Gran Sala de Oración.
La decoración de las yeserías, a lo largo de las partes superiores de los muros, destaca por su precisión en detalles a base de cintas epigráficas, vegetales y geométricas.

Alrededor de esta Sala y en su parte superior se han conservado restos de yeserías decoradas y de inscripciones hebraicas con Salmos de David. Las inscripciones hebreas, según distintos especialistas, son las más hermosas y representativas de la Edad Media. Se clasifican en Históricas y Biblícas, con otras árabes de carácter ornamental.

  • Históricas: hacen referencia a las alabanzas al rey Pedro I, Samuel ha- Leví y datos sobre el mobiliario de la propia Sinagoga.
  • Biblícas: con textos del libro de los Salmos, Crónicas, Reyes y Éxodo

MUSEO SEFARDÍ

El patio este sirve de enlace entre las salas bajas del Museo Sefardí y la Galería de Mujeres.
Las excavaciones realizadas sacaron a la luz diversas estancias identificadas como los depósitos para agua o aljibes. Además, se encuentran expuestas una serie de esculturas en bronce de artistas contemporáneos (Martina Lasry y David Aronson), así como una lápida en pizarra de un caballero calatravo del siglo XVI.

La Sinagoga del Tránsito ha tenido diversas rehabilitaciones arquitectónicas entre 1997-2001, como consecuencia se han realizado diversas investigaciones de cara a estudiar con detenimiento la evolución histórica del edificio.

Se han localizado varios aljibes con pozos anteriores a la Sinagoga (siglos XII-XIII), así como el trazado del primitivo Hejal, al que pertenecen las olambrillas monocromas que conforman el suelo. Como resultado de las investigaciones puede deducirse que el conjunto de habitaciones abovedadas con pozos y aljibes que continúan en dirección E, N y O estarían relacionados con almacenamiento de agua.

De otra parte, la planta y la solería del Hejal son contemporáneas a la construcción de la Sinagoga, y en consecuencia del siglo XIV. Esta habitación mediría 4 x 6 metros, y se conserva un suelo de baldosas rodeado de losetas en forma de espiga y algunas olambrillas en tonos negros, verdes y melados.


Manuscritos iluminados hispanojudíos en los Reinos Cristianos (siglos XII-XV)

El embellecimiento de libros y manuscritos hebreos bíblicos, de oraciones y otros, se convirtió en una de las más relevantes formas de las que se valieron los hispanojudíos para expresar su devoción a la palabra escrita.

Las más bellas Biblias (Burgos, siglo XIII; Cervera, siglo XIV; Soria, siglo XIV; Toledo, siglo XIV y Lisboa, siglo XV) y Hagadot (Sarajevo, Kaufman, Golden) iluminadas que se conservan en el mundo, han sido realizadas en nuestro suelo por judíos catalanes, castellanos, aragoneses, mallorquines ...

os manuscritos iluminados muestran una fuerte relación con el tipo de iluminación de Oriente en la mayoría de sus elementos decorativos como páginas alfombradas con motivos principalmente forales, geométricos y micrográficos. Asimismo son una fuente para conocer la vida y costumbres de los judíos hispanos, su modo de vestir, el interior de sus edificios de oración, etc.

La expulsión de los judíos de España en 1492 y la de Navarra en 1497, provocó su dispersión por Europa y Norte de África, a donde se llevaron sus manuscritos iluminados, influyendo en los de Italia, Turquía, Túnez y Yemen.

Deslumbra el rico panorama intelectual y artístico de la cultura judía. A riesgo de excesiva simplificación, recordar figuras como las de Menahem ben Saruq de Tortosa y Dunas ben Labrat, en el terreno de la Filología.

En el siglo X, adelantándose muchos siglos a su época, no se puede pasar por alto en la vida artística e intelectual de los Taifas, la de Salomón ibn Gabirol, El Avicebron para el mundo latino, Bahya ibn Paquda en torno a la Corte de Zaragoza; o la de Samuel ibn Nagrela, visír de los ziríes de Granada, poeta, filólogo y talmudista; o la de los poetas y pensadores de Lucena, como Ishaq ben Gayyat; o en Barcelona, como Ishaq ben Reubén Al-Bargeloni; o en Granada, como Moisés ibn Ezra; o en Tudela, como Judá ha-Leví.

En la época que siguió a la honda subversión producida por la invasión de los almohades a mediados del siglo XII, destacar a Maimónides, Abraham ibn Ezra, Nahmánides, Salomón ben Adret.

En el período de dificultades en los reinos cristianos, siglos XIII al XV, destacar la Escuela Filosófico Teológica de Hasdai Crescas y Yosef Albo en Aragón-Cataluña, o la obra científica de Abraham Zacut, o la poesía de Salomón ben Mesullam de Piera y tantos y tantos otros.


Portada de Las Siete Partidas de Alfonso X. Glosada por el Licenciado Gregorio López en la edición de 1555

El manuscrito iluminado de las Siete Partidas escrito sobre pergamino en letra gótica, data de los siglos XIII a XV. La elaboración de este corpus legislativo, encargado y comenzado por Alfonso X y complementado por reformas posteriores, constituye el mayor y más difundido ordenamiento jurídico que ha regido en España desde la Edad Media hasta la Moderna e influyó en el Derecho de algunas de sus antiguas colonias. Su aplicación se hizo efectiva a partir del reinado de Alfonso XI y de las Cortes de Alcalá de Henares de 1348, en el que las partidas son citadas como jurisprudencia.

En un principio, el manuscrito pertenecía a Alvaro de Zúñiga, primer duque de Arévalo, presidente del tribunal supremo del reino, quien se casó con Leonor Pimentel.
Más tarde, el manuscrito formó parte de la biblioteca de los Reyes Católicos, protegiendo la encuadernación de estilo gótico-moro en cuero grabado sobre madera, con una funda de terciopelo azul con esmaltes moriscos engarzados en plata, donde figuran las iniciales reales (Y) de Isabel I de Castilla y (F) de Fernando II de Aragón.

Manuscrito iluminado de las Siete Partidas 


La Escuela de Artes y Oficios con su extraordinario escudo de armas de los Reyes Católicos.
La Escuela se creó en 1881 para la instrucción de artistas y artesanos, mediante Real Orden de Alfonso XII. El edificio, obra del arquitecto Arturo Melida (1849-1902), se levantó sobre uno de los claustros destruidos durante la Guerra de la Independencia del colindante Monasterio de San Juan de los Reyes.
Posteriormente se amplió su espacio aprovechando el derribo del Convento de Santa Ana, del que se ha conservado su capilla, utilizándose en la actualidad como Salón de Actos.

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Francisco Pizarro (1478-1541) - Portal Fuenterrebollo