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Doña Juana I de Castilla, conocida históricamente como 'Juana La Loca', tercera hija de Isabel y Fernando (los Reyes Católicos). Nació en Toledo el 6 de noviembre de 1479 y murió en el Castillo de Tordesillas (Valladolid) el 12 de abril de 1555. Educada por Beatriz Galindo. Era una mujer culta e inteligente que, sin embargo, no fue capaz de evitar ser utilizada por los reyes, nobles y plebeyos en sus disputas por el poder. Su estado mental constituye uno de los enigmas de la historia de España.

En 1495, los Reyes Católicos, dentro de su política de alianzas matrimoniales, conciertan con el emperador Maximiliano un doble enlace, el matrimonio del heredero Juan con Margarita de Austria, y el de su hermana la princesa Juana con el archiduque Felipe, heredero del ducado de Borgoña.

En 1496, por poderes en Valladolid, se hace efectivo el segundo matrimonio entre Juana y Felipe.

La princesa Juana parte hacia Flandes, acompañada del Almirante de Castilla y caballeros y damas de su Casa.

El 8 de septiembre de 1496 desembarcó en Rotterdam. La princesa Juana se enamoró ardientemente de su esposo, pasión que no fue compartida y que dio a la princesa muchos motivos de celos e infelicidad, que la fueron desembocando a su estado de locura.

Después del fallecimiento de su hermano Juan en 1497, de su hermana mayor Isabel en 1498, y de su sobrino Miguel (hijo de su hermana Isabel y del Rey de Portugal Manuel I 'El Afortunado') en 1500, por derecho sucesorio pasó a ser heredera de los Reinos de Castilla y Aragón.

En el testamento de su madre, Isabel I 'La Católica', cuando la nombró heredera del trono de Castilla, se especificaba que en caso de incapacidad o ausencia de Juana, el Reino de Castilla quedaría bajo la administración de su esposo Fernando II 'El Católico' hasta la mayoría de edad de su nieto Carlos.

En 1502, procedentes de Flandes, Juana y Felipe llegaron a Castilla para ser reconocidos como herederos. El 22 de mayo de 1502 se celebró la ceremonia en Toledo. El 27 de octubre de 1502, las Cortes de Aragón, reunidas en Zaragoza, les juraron como herederos del reino.

Felipe 'El Hermoso' abandonó Castilla en 1503, dejando a Juana que comenzaba a dar muestras de locura. Ante la situación de enemistad entre Felipe y Fernando 'El Católico', Juana embarca en 1504 camino de Flandes. La conducta de su esposo Felipe da pie a los continuos celos de Juana, precipitándose cada vez más hacia un estado de locura.

En 1504, a la muerte de Isabel La Católica, Juana fue proclamada reina de Castilla.

Juana y Felipe regresan a Castilla en 1505. El 24 de noviembre de 1505 se firma La Concordia de Salamanca donde Juana I es obligada a compartir reinado con su marido y con su padre, para que éste junto a Felipe 'El Hermoso' gobernasen conjuntamente Castilla, tras declarar la incapacidad de Juana 'La Loca'.

Por otra parte, Fernando 'El Católico' concierta su matrimonio con la francesa Germana de Foix. El matrimonio levanta las iras de los nobles de Castilla, que se pasan al partido del borgoñón en contra de Fernando, con lo cual la unidad de los reinos estaba francamente amenazada. Parte de la nobleza castellana se opuso a Fernando 'El Católico', obligándole a retirarse a Aragón.

Felipe I quedó gobernando en Castilla, tratando por todos los medios que las Cortes de Castilla declararan la incapacidad de Juana, para poder asumir con legitimidad la Corona de Castilla, pero las Cortes se lo negaron.
Su reinado se caracterizó por el reparto de prebendas y favores. La muerte le sorprendió en Burgos a los veintiocho años el 25 de septiembre de 1506.

Después de la muerte de Felipe I, la enfermedad mental de Juana se agravó, Francisco Jiménez de Cisneros, el Cardenal Cisneros, entre 1506 y 1507 presidió el Consejo de Regencia que asumió el gobierno castellano tras la muerte del rey Felipe el Hermoso en espera de la llegada de Fernando el Católico, aunque Juana es mantenida como Reina de Castilla. Entre 1516 y 1517 volvió a asumir el gobierno tras la muerte del rey Fernando el Católico y en espera de Carlos I.

El 24 de septiembre de 1506, un día antes de la muerte de Felipe I en el Palacio de los Condestables de Castilla de Burgos, los nobles castellanos acordaron formar un Consejo de Regencia interina para gobernar provisionalmente el Reino presidido por el don Francisco Jiménez de Cisneros, Arzobispo de Toledo y Canciller Mayor de Castilla. El Consejo de Regencia estaba formado por Fadrique Enríquez de Velasco, Almirante de Castilla; Bernardino Fernández de Velasco y Mendoza, Condestable de Castilla; Pedro Manrique de Lara y Sandoval, Duque de Nájera; Diego Hurtado de Mendoza y Luna, Duque del Infantado; Andrés del Burgo, embajador de Carlos I; y Filiberto de Vere, Mayordomo Mayor de Felipe I.

Las grandes familias de la nobleza se encontraban enfrentadas sobre quién debía desempeñar la Regencia: Mientras que los Pacheco, Manrique y Pimentel deseaban que fuera ocupada por el emperador Maximiliano durante la minoría del príncipe Carlos. Los Mendoza, Álvarez de Toledo, Enríquez y Velasco se posicionaban por Fernando el Católico, como establecía el testamento de Isabel la Católica y las Cortes de Toro del 7 de marzo de 1505.

La reina Juana I decidió gobernar, revocó las mercedes otorgadas por Felipe I, intentó restaurar el Consejo Real de la época de su madre, la reina Isabel la Católica. El Arzobispo Cisneros, sin consultar a la reina Juana I, acudió a Fernando el Católico para que regresara a Castilla. La reina Juana desaprobó la decisión de Cisneros y llegó a prohibir la entrada a Palacio del Arzobispo.

Para dar legalidad al nombramiento como regente de Fernando el Católico, el Consejo Real y Cisneros buscaron encauzar el vacío de poder con la convocatoria de Cortes, pero la reina se negó a convocarlas, y los procuradores abandonaron Burgos sin haberse constituido en asamblea.

Fernando el Católico, tras regresar de tomar posesión del Reino de Nápoles, se entrevistó con su hija el 28 de agosto de 1507, y volvió a asumir el gobierno de Castilla. En diciembre de 1509 pactó con Carlos I su renuncia a la Regencia de Castilla. Las Cortes de 1510 ratificaron a Fernando el Católico como Regente.

En recompensa, Fernando el Católico logró que Julio II ofreciera a Cisneros el capelo cardenalicio (Cardenal de Santa Balbina, 17 de mayo de 1507) y el cargo de Inquisidor General (15 de junio de 1507). El Cardenal Cisneros fue uno de los mayores impulsores de la política africana, financió con rentas toledanas la conquista de Mazalquivir (1507). Como Inquisidor reformó elementos de la Institución para asegurar un justo funcionamiento. El Cardenal y Fernando el Católico en 1510 apoyaron a Julio II frente a los cardenales rebeldes y al rey francés Luis XII.

En 1507 se produce una escena dramática, cuando por una epidemia de peste en Burgos, Juana tiene que abandonar la ciudad, llevándose con ella el féretro de su esposo que había sido enterrado en la Cartuja de Miraflores. En el largo peregrinar desde Burgos a Tordesillas, la comitiva fúnebre se tiene que detener en Torquemada para que la Reina de a luz a su hija Catalina. La comitiva llegó a Tordesillas en 1509, siendo enterrado el cadáver de Felipe I en Santa Catalina, y Juana se instala en el Castillo de Tordesillas, lugar donde permaneció el resto de su vida.


Juana I 'La Loca', en el viaje que la reina realizó desde la Cartuja de Miraflores (Burgos) hasta Tordesillas (Valladolid), acompañando al féretro de su esposo, Felipe I, fallecido en Burgos en septiembre de 1506. Óleo de Francisco Pradilla (Casón del Buen Retiro. Madrid, 1877)

Fernando 'El Católico' regresó a Tordesillas en 1510 para visitar a su hija Juana. Tras la muerte del rey católico, llegó a Castilla el príncipe Carlos, haciéndose coronar con el título de Rey.

Aunque las Chancillerias aceptaron la situación, en los documentos debía figurar en primer lugar el nombre de la reina Juana. Para ello, Chiévres consiguió que la reina aceptase la cesión del gobierno en manos de su hijo Carlos.

A partir de este momento, la reina Juana permaneció en estado de cautiverio bajo la custodia de Don Bernardo Sandoval y Rojas, marqués de Denia, que actuó como su carcelero hasta su muerte el año 1535; en el cargo de custodia le sucedió su hijo Luis. En casi medio siglo recibiría en Tordesillas (Valladolid) las visitas de, entre otros, Carlos I, Felipe II y los Comuneros de Castilla.

La figura de Juana paso a un primer plano en el movimiento de las Comunidades, convirtiéndose en la abanderada de los comuneros.

La Junta de Comunidades reunida en Ávila presentó el propósito de que la reina presidiera el Consejo de Castilla, y un grupo de sus representantes se dirigieron a Tordesillas para que la reina firmara sus pretensiones. El intento fracasó y, aunque fueron recibidos por la reina, ésta se negó a firmar ningún documento.

En 1520 las tropas reales entraban en Tordesillas. Desde este momento y hasta su muerte en 1555 la vida de la reina transcurrió en la monotonía de su permanente locura.

Juana en su muerte fue asistida por Francisco de Borja, que dio fe de la claridad de juicio con que murió, frente a la enajenación que la había acompañado durante toda su vida. Su cuerpo fue depositado junto a su esposo en el convento de Santa Clara de Tordesillas, hasta que fue trasladado, en 1573, a la Capilla Real de Granada.


Panorámica de Tordesillas: Casas-Palacio de la Contratación (Tratado de Tordesillas), Iglesia Museo de San Antolín


Panorámica de Tordesillas: Casas-Palacio de la Contratación (Tratado de Tordesillas), Iglesia Museo de San Antolín


Tratado de Tordesillas (7 de junio de 1494)

El 7 de Junio de 1494, se firmó en una de las casas situadas a las orillas del Duero el primer acuerdo de reparto del mundo entre los reinos de España y Portugal, al fijar los límites de las tierras ya descubiertas o por descubrir.

El acuerdo, que se conocería como el Tratado de Tordesillas, dividía el Atlántico por medio de una 'raya' trazada de polo a polo, a 370 leguas al oeste de las Islas de Cabo Verde, quedando el hemisferio occidental para Castilla y el oriental para Portugal.
De esta forma, con la medición del Papa Alejandro VI, los Reyes Católicos y el Rey Juan II de Portugal se ponen de acuerdo sobre qué conquistas podrán realizar ambos estados en relación con el mundo recién descubierto.

El Tratado firmado en Tordesillas significa no sólo la consecución de la voluntad de esquivar un conflicto, sino un acto de sumisión recíproca a la razón histórica y profunda que había en la llamada a la hermandad peninsular.

Las casas actuales son dos palacios unidos: del siglo XV el primero y del siglo XVII el segundo, éste de mayores proporciones y fachada, con patio interior porticado sobre columnas de piedra. Tras su rehabilitación como Casa de Cultura con motivo del V Centenario del Tratado, mantienen su fachada principal, de ladrillo y portada de piedra, con balcones de forja y su mirador en alto hacía el río Duero.

La más antigua, iniciada en 1488, y posiblemente donde se firmó dicho Tratado, mantiene portada en arco con las armas de los Reyes Católicos y de sus propietarios Alonso González de Tordesillas - que tiene el cargo de 'repostero de camas' o aposentador de la Corte - y su mujer, Leonor de Ulloa, que poseía una capilla en el vecino templo de San Antolín.


Casas-Palacio de la Contratación de Tordesillas, a orillas del río Duero


Puerta de Casa-Palacio de la Contratación, Tordesillas (1488)


Puerta Casa-Palacio (1488). Arriba, escudo de armas de los Reyes Católicos. Abajo, blasones de Alonso González de Tordesillas y de Leonor de Ulloa


Casa-Palacio de la Contratación de Tordesillas (siglo XVII)


Blasón de Casa-Palacio de la Contratación de Tordesillas (siglo XVII)

La Iglesia de San Antolín, en la actualidad dedicado a Museo, es un edificio gótico (siglos XV-XVI) de una sola nave y bóvedas nervadas y en estrella con reformas en el barroco. Destaca a un costado del templo la Capilla funeraria de los Alderete (siglo XV), con reja del siglo XVI y sepulcro de don Rodrigo Alderete, que ostenta además un espléndido retablo policromado con esculturas de Juan de Juni y el sepulcro de alabastro de don Pedro González Alderete, Comendador de la Orden de Santiago, obra de Gaspar de Tordesillas en 1550.

Sobre la Capilla funeraria y mediante escalera de caracol de tipo cilíndrico, con saliente al exterior y coronamiento cónico de piedra, se accede a una terraza sobre el río Duero y sobre la Villa.

El retablo mayor barroco es obra del madrileño José de Arroyo con pinturas de Felipe Gil de Mena. Entre sus joyas museísticas procedentes de diversos templos tordesillanos destaca un Cristo yacente articulado, dentro de una urna, de carácter procesional, del taller de Gregorio Fernández y una bellísima Inmaculada de Pedro de Mena, ambas del siglo XVII. Completan el Museo pinturas sobre tabla del maestro de Portillo, un sagrario con placa de alabastro del siglo XVI, una Piedad del maestro de San Pablo de la Moraleja, así como una importante colección de orfebrería religiosa.


Iglesia Museo de San Antolín (Tordesillas)


Iglesia Museo de San Antolín (Tordesillas)


Blasón Iglesia Museo de San Antolín (Tordesillas)>


Sepulcro de alabastro de Don Pedro González de Alderete (obra de Gaspar de Tordesillas, 1550), Iglesia Museo de San Antolín (Tordesillas)


Capilla de los Alderete, de finales del siglo XV, fundada y construida por don Pedro González de Alderete. A mediados del siglo XVI se construyó una tribuna para que sus propietarios asistieran a los actos religiosos. La capilla se encuentra separada de la Iglesia por una reja plateresca (obra de Francisco de Salamanca). En el exterior se observa una pequeña torrecilla que corresponde a una escalera de caracol que parte de la sacristía. La torreta se encuentra rematada con un chapitel.


Recorriendo el río Duero, se tropieza con el Real Monasterio de Santa Clara.

El Real Monasterio de Santa Clara es un antiguo palacio construido por el rey castellano-leonés Alfonso XI 'El Noble' hacia el año 1340 y continuado por su hijo Pedro I 'El Justiciero', donde aloja a su favorita María de Padilla (celebró Cortes en Sevilla para que reconociesen a María de Padilla como su esposa legitima y a sus hijos por herederos).

Pedro I dona el Palacio a su primogénita Beatriz que lo convierte en Monasterio según el testamento de su padre. En consecuencia, la construcción actual es un complejo conjunto de dependencias basadas en la estructura original del palacio.

Las dependencias del palacio son de estilo mudéjar, y para su construcción se hizo venir a artistas de Toledo, dando como resultado un maravilloso palacio, con amplias estancias en torno a su patio.

En 1363, el conjunto se adaptó a las necesidades del Monasterio, de manera que va alterando paulatinamente su fisonomía. Por su importancia histórico-artística es considerado como uno de los mejores ejemplares mudéjares de Castilla y León, formando parte del Patrimonio Nacional.

La Capilla mayor del templo gótico-mudéjar conserva un espléndido artesanado de mocárabes y pinturas hispanoflamencas atribuidas a Nicolás Francés. Otras capillas, como la de los Saldaña, ofrecen pintura mural y sobre tabla y sepulcros ricamente ornamentados.

El interior del convento constituye un museo de arquitectura mudéjar y obras de arte, con objetos de música pertenecientes a Juana I de Castilla.


Real Monasterio de Santa Clara, Tordesillas (Valladolid)


Fachada Real Monasterio de Santa Clara, Tordesillas (Valladolid)


Blasón del Real Monasterio de Santa Clara, Tordesillas (Valladolid)

Tordesillas se encuentra situada sobre un otero, en la provincia de Valladolid, a 707 metros sobre el nivel del mar, a orillas del Duero. El privilegiado emplazamiento natural dio razón a su poblamiento en época romana.

La construcción en el medievo del puente sobre el río contribuyó a su auge económico y social. En esa época era villa de señorío Real. Su cenit histórico llegó el 7 de Junio de 1494, cuando tuvo lugar la firma del llamado 'Tratado de Tordesillas'.

El siglo XVI está marcado por la estancia durante 46 años en Tordesillas de Juana I de Castilla. En casi medio siglo, emperadores, príncipes y reyes acudían a la villa a visitar a la Reina.

En la actualidad, su ubicación le ha convertido en un importante nudo de comunicaciones por carretera, y es hoy centro de una intensa actividad comercial, turística, mercantil y social.

La Plaza Mayor de Tordesillas, construida en el siglo XVII, responde a las más puras esencias de las plazas mayores castellanas: planta cuadrada rodeada de soportales, con grandes ventanas, miradores y balconadas para contemplar los espectáculos públicos (corrida de toros, ferias o mercado).

El Ayuntamiento ocupa un lugar central en uno de los lados de la Plaza porticada en sus cuatro frentes sobre columnas toscanas de piedra y zapatas y viguería de madera vista, su pavimento es de enchinarrado con fachadas enfoscadas en color ocre tradicional.

Se abre - siguiendo las agujas del reloj - San Antolín, San Antón, Santa María y San Pedro, donde abundan casas solariegas de piedra o ladrillo con aleros volados de madera y con escudos y balcones de forja, algo propio del pasado nobiliario de la Villa.


Plaza Mayor de Tordesillas (Valladolid)


Plaza Mayor de Tordesillas (Valladolid)

Entre el río Duero y Plaza Mayor, una Tordesillas Monumental: Iglesia de Santa María e Iglesia de San Pedro.

 

& Iglesia de Santa María.- Levantada en los siglos XVI, XVII y XVIII con patrones góticos y evolución clasicista. Planta de una sola nave con capillas entre contrafuertes. Piedra de sillería en Capilla Mayor, muros laterales y portadas. Ladrillo en bóvedas, muros altos y sacristía. En su interior es digno de mención el retablo barroco en el Presbiterio. El órgano es del siglo XVIII.

 

& Iglesia de San Pedro.- Construcción gótica de finales del siglo XVI. Planta casi rectangular dividida en tres naves a través de grandes columnas de forma romboidal. Edificio en piedra de sillería excepto la torre, situada a los pies, que en el primer cuerpo forma un pasadizo y el segundo es de ladrillo y se remata con capiteles de pizarra. Extraordinario retablo barroco en el Presbiterio.


Las Cortes de Toro (7 de marzo de 1505) se reunieron en cumplimiento del Testamento de Isabel la Católica para reconocer a Juana La Loca como reina de Castilla y a Fernando de Aragón como Gobernador del Reino.

Fernando el Católico logró reunir a dieciocho ciudades y villas con derecho a voto en las Cortes de Toro, antes que Juana y Felipe tuvieron tiempo de regresar a España, planteando por una parte la confirmada demencia de su hija Juana y, por otra parte, la necesidad de elegir un Gobernador del Reino, adelantándose a Felipe el Hermoso y a una parte de la nobleza castellana.

Las Cortes de Toro promulgaron 'Las Leyes de Toro' que consistían en 83 disposiciones relativas a la ordenación de la sucesión y la herencia en derecho civil.

Entre las 83 leyes, siete leyes se referían al Mayorazgo. Se establecía que la concesión de mayorazgos quedaba reservada a la persona del monarca, pero se amplió la base de la población que podía beneficiarse de esta institución.

Las Leyes de Toro, emanadas de las Cortes, contribuyeron a acelerar el proceso de concentración de la propiedad en Castilla e inmovilizaron gran número de tierras.


                 Recorte 


100 Ducados de Juana I de Castilla y Carlos I. Zaragoza, 1508     1.800.000 euros


Corona o Doble Ducado de Juana I de Castilla y Carlos I. Barcelona, 1521     60.000 euros

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