San Vicente de la Barquera, en la comarca costera occidental de Cantabria, es una población íntimamente ligada al mar como muestran todas sus tradiciones. La mayor parte de su término municipal pertenece al Parque Natural de Oyambre.
Su yacimiento megalítico de El Barcenal es un vestigio evidente de que fue poblado en la Edad de Bronce. En la época romana fue Portus Vereasueca.El rey asturiano Alfonso I 'El Católico' (739-757) se encargó de repoblar el territorio, alzándose entonces El Castillo y las Murallas, que con su privilegiada situación hizo a la ciudadela inexpugnable ante las incursiones de normandos y vikingos. La muralla partía del Castillo, rodeando la vieja villa y de la que aún se conservan restos en la fachada norte y oeste, así como las puertas que debían cruzar los peregrinos que utilizaban el Camino Francés de Compostela.
El rey castellano Alfonso VIII en 1210 otorga el Fuero a San Vicente de la Barquera, produciendo un auge económico gracias al comercio marítimo y los derechos de pesca. En 1330 surgen las primeras normas de la Cofradía de marineros. El esplendor de la villa se ve truncado a mediados del siglo XV por una serie de incendios y pestes.
El 29 de septiembre de 1517 desembarcó el futuro rey Carlos I de España en Villaviciosa, en un barco procedente de Middelburg capitaneado por Taremonde. Antes de llegar a la meseta visitó Ribadesella, Llanes y Colombres, llegando a San Vicente de la Barquera donde se puso muy enfermo. La corte se alojó durante trece días en el convento franciscano de San Luís.
San Vicente de la Barquera formó parte del Corregimiento de las Cuatro Villas de la Costa de la Mar, participó en las Juntas de Puente San Miguel, interviniendo en 1779 en las Ordenanzas de la provincia de Cantabria. En 1822 se constituyó como Ayuntamiento, dentro del partido judicial de Comillas. Desde 1835 tuvo partido judicial propio, aunque entonces no abarcaba la zona de Liébana, cómo la hace actualmente.