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Econometría |
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ORÍGENES DE TETUÁN DE LAS VICTORIAS |
El Distrito de Tetuán en el siglo XV era un señorío de la nobleza. Una parte se encontraba cubierta de huertas. La otra por la Dehesa de Amaniel. Los más numerosos pobladores son los rebaños de los distintos Señores que se sucedieron en su disfrute.
Entre los primeros transeúntes habituales se cuenta la familia real, que en sus desplazamientos entre el Palacio del Buen Retiro y los montes del Pardo hacían el siguiente itinerario: Calle Real, Mala de Francia, Carretera de Francia y Vereda de Carabineros. Esto es lo mismo que decir Fuencarral, Bravo Murillo hasta Cuatro Caminos, Bravo Murillo por encima de Cuatro Caminos y Francos Rodríguez.
Al final de la Guerra de África, tras la firma del Tratado del 26 de abril de 1860, las tropas victoriosas de O'Donnell se dirigen a Madrid. Antes de su entrada en la capital, que se produjo el 11 de mayo de 1860, acampan durante un tiempo en la Dehesa de Amaniel, en un lugar al que se dio el nombre de 'Tetuán de las Victorias'. Las gentes de Madrid y alrededores acudían por millares. Unos a felicitar a sus soldados; otros, más pragmáticos, a vender sus mercancías a visitantes y visitados. Algunos comerciantes, entre los que no faltaron veteranos de la Guerra de África, comprendieron que aquellas tranquilas llanuras que tanta notoriedad habían adquirido, tan cercanas a Madrid, no tardarían en convertirse en un lugar de asueto de muchos madrileños y decidieron instalarse allí definitivamente, convirtiéndose así en los primeros pobladores.
En 1865 escribía Cayetano Rosell en su 'Crónica de la provincia de Madrid' En verdad podía calificarse a Tetuán de caserío pues no era más que unas cuantas posadas entre las actuales calle de Alonso Castrillo (entonces conocida como San Pedro) y General Margallo y alguna otra en la zona del Cuartel de la Remonta.
No cabe duda que la acampada de las tropas africanas dio a Tetuán un impulso importante para su nacimiento, aunque también hubo otros factores importantes, tales como la superpoblación del casco antiguo de Madrid, así como las peculiares ventajas que presentaba Tetuán por su situación fronteriza.
El rey Felipe IV en 1625 ordenó rodear la Villa de Madrid mediante una cerca. Esta cuarta y última muralla de la capital se extendía por la calle de la Princesa, los Bulevares, el Paseo del Prado, la calle de Segovia y la Ronda de Toledo. Su finalidad era principalmente fiscal (controlar el tráfico de mercancías para cobrar los impuestos sobre el consumo de la época: Sisas y Alcabalas), y tenía cinco puertas principales o 'registros de renta' (Alcalá, Atocha, Toledo, Segovia y Bilbao) y diez portillos (Recoletos, Santa Bárbara, Fuencarral, Conde Duque, San Bernardino, San Vicente, las Vistillas, Gil Imón, Embajadores y Valencia).
Hacía 1840 Madrid contaba con unos trescientos mil habitantes. A finales de 1850 la situación era insostenible, encargándose al ingeniero Carlos María de Castro que diseñase un plan de ensanche de la ciudad. El conocido 'Plan Castro' fue aprobado definitivamente en 1860 y establecía una zona de expansión hacía el Norte delimitada por las Rondas (en la actualidad, Paseo de Reina Victoria, calles de Raimundo Fernández Villaverde, Joaquín Costa, Francisco Silvela y Doctor Esquerdo).
Tetuán tenía carácter fronterizo, puesto que el límite de Madrid iba de las actuales Escuelas Bosque a Juan Gris, pasando por Alonso Castrillo. Esto hacía que la zona de la carretera de Francia situada por encima de dicha línea no estaba sujeta a los elevados impuestos de Madrid, sino a los moderados de Chamartín de la Rosa.
Tetuán ofrecía la posibilidad de construir viviendas de peor calidad que las de Madrid sobre un suelo más barato, con una menor fiscalidad, y con la posibilidad de pasar contrabando a la ciudad, todo tipo de productos de consumo a bajo precio.
Los factores expuestos contribuyeron a la aparición de dos núcleos de la población. Uno en el borde exterior del límite municipal de Madrid, en lo que actualmente son los barrios de Castillejos y Valdeacederas. Otro al borde del Ensanche y el Fielato, que dará origen a los barrios de Cuatro Caminos y Bellas Vistas. Se configura así un arrabal con escaso equipamiento habitado por comerciantes y obreros.
Otro factor de extraordinaria importancia para la aparición de Tetuán fue la inauguración del Canal de Isabel II (1858). En un principio se pensó en aprovecharlo para potenciar los cultivos de la zona e instalar industrias. Su mayor aprovechamiento fue, sin embargo, el reajuste parcelario producido por la compra de tierras para el Canal y la construcción de un camino de servicio para el mismo, eje de comunicaciones con la capital. Este camino, que sirve de límite oeste al barrio, corresponde al actual Paseo de la Dirección y calle de Federico Rubio.
A principios del siglo XX se apreciaba en Tetuán un considerable núcleo de población, de Alonso Castrillo para arriba, perteneciente al ayuntamiento de Chamartín de la Rosa. Situación que se mantiene hasta finales de los cuarenta.
Se aprecia el trazado de la carretera de Francia - que después se llamará O'Donnell y, finalmente, Bravo Murillo -, alrededor de este eje se articulan los dos núcleos de viviendas ya mencionados, y entre ambos un gran descampado con alguna edificación desperdigada.
El núcleo del Sur se encuentra alrededor de la Glorieta de los Cuatro Caminos, que recibe este nombre por confluir en ella la Mala de Francia, las calles de Asturias y Santa Engracia y la vereda de Aceiteros, que desemboca en la Glorieta aproximadamente donde se levantará después el edificio Titanic. La vereda de Aceiteros desaparecerá enterrada. Se emprende la Avenida de Reina Victoria.
La calle de Artistas no desaparece, pero pierde su protagonismo cuando en 1917 el rey Alfonso XIII inaugura el Paseo de Ronda, previsto en el Plan Castro, y que no es otro que el Paseo de Raimundo Fernández de Villaverde.
Aquí las edificaciones se concentran a lo largo de la carretera de Francia, entre la vereda de Postas (actual Calle Orense) y la calle de Topete (hoy calle Roble) hasta la altura de San Raimundo y Teruel. Muchas de las viviendas de esta zona son fruto de la parcelación de grandes fincas como 'Las Cuarenta Fanegas' y la 'Ultima Noria'.
En el núcleo Norte se encuentra otro núcleo articulado en torno a la carretera de Francia y que va desde la calle San Pedro (hoy Alonso Castrillo), que es a la sazón linde entre los términos municipales de Madrid y Chamartín de la Rosa, a General Margallo. Limitando al Este con la vereda de Postas. Al otro lado de la carretera, y algo más al Norte, entre las calles de Nuestra Señora del Pilar (hoy Azucenas) y Valdeacederas (hoy Capitán Blanco Argibay), se levanta la quinta de los Castillejos, que después será el Cuartel de la Remonta.
Señalar que donde después se construirá el complejo de AZCA había algunas edificaciones que no se parecían en nada a las del resto de la zona. Quintas y huertas arboladas que albergaban grandes mansiones, lugares donde las familias acomodadas pasaban sus temporadas veraniegas. |
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EL TETUÁN DE LOS FAROLES DE PETRÓLEO |
En las cercanías de Cuatro Caminos - calles de Artistas, Guipúzcoa, Hernani, Oviedo, Palencia, Jaén, Tiziano, Teruel, Ávila, Doctor Santero, Almansa, Carnicer, Juan Pantoja, San Raimundo, Santa Juliana, Istúriz, La Orden, Cicerón, Dulcinea, Don Quijote, Topete (hoy Naranjo), Tenerife y otras - se encontraban casas de una sola planta con patio. En el interior del patio se encontraban pequeñas viviendas laterales, que el propietario alquilaba a los recién llegados, que empezaban a ser muchos. También se encontraban algunos edificios de vecindad de dos o tres alturas, en donde un corredor situado en la misma fachada o en torno a un patio interior daba acceso a las distintas viviendas.
Mencionar algunas quintas de recreo de ilustres moradores - como ejemplo, en la calle Almansa se puede observar la finca donde se retiraba a descansar el Nobel Santiago Ramón y Cajal -. En definitiva, es la estampa de un núcleo de población abigarrado e insalubre de calles pavimentadas con guijarros, cuya ´nica iluminación la daban faroles de petróleo, que sólo se encendían las noches sin luna.
Por otra parte, Cuatro Caminos comenzaba a ser un núcleo importante de comunicaciones, donde circulaban los primeros tranvías eléctricos que cubrían dos trayectos distintos: Sol-Progreso por Hortaleza, y a Progreso por la Mala de Francia. En Punta Brava, junto a Doctor Santero, se encontraban las cocheras, que actualmente utiliza la E.M.T.
En la zona Norte, el núcleo del Ayuntamiento de Chamartín de la Rosa había adquirido importancia, trasladando el Juzgado y la Casa de Socorro a un hotelito de la calle Tetuán (actual Roble) a la espera de encontrar un emplazamiento definitivo - El Alcalde Félix Ruiz argumentaba como razón del traslado que la mayor parte de los habitantes vivían en esta zona -.
Antes para trasladarse a la Quinta de Castillejos (actual Plaza de la Remonta) y sus alrededores había que subir a una gran carreta tirada por siete caballos (ómnibus), ahora comenzaban a circular los tranvías de vapor (conocidos como 'La Maquinilla', por su apariencia a un tren en miniatura) que ahumaban por igual a fachadas y transeúntes, con salida en la esquina de Almansa, frente a las cocheras.
Enfrente de la confluencia de General Margallo con la carretera de Francia se encuentra una pequeña Plaza de Toros de estilo neomudéjar. Su construcción la inició en 1870 un vecino conocido como don Ramón. En 1896 se cerró el ruedo, se habilitaron los toriles y se reconstruyó el palco presidencial.
La Plaza de Toros vivió días de gloria, siendo empresario Luis Miguel Dominguín, presentando mejores carteles que la Plaza de Toros de Madrid. Por su ruedo pasarán toreros como Domingo Ortega y Manolo Bienvenida. También los jóvenes encuentran en ella su sitio, así el 1 de mayo de 1935 hace su presentación como novillero Manuel Rodríguez Sánchez, un joven con maneras que se hace llamar 'Manolete'.
Un día de agosto de 1936, en plena Guerra Civil, uno de los trabajadores del polvorín que en ella se instala comete un error y la plaza que tanto ruido armó conoce un final no menos ruidoso. |
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TETUÁN DE LAS VICTORIAS, UNA BARRIADA OBRERA |
Entre los primeros pobladores se encontraban gentes de talante aventurero, tratantes, traperos, conejeros (se dedicaban a la caza furtiva en el monte de El Pardo) y soldaderas (mujeres que daban 'servicio' a tanto hombre).
Antes de 1900 era un entorno casi exclusivamente agrícola, algunas fábricas de curtidos, chocolate, jabón, ladrillo y baldosín, y algún almacén de vino que vende 'por junto'. A principios del siglo XX ya hay una generación nacidos en Tetuán de las Victorias que empiezan a aprender un oficio.
Una parte importante trabajaba las obras del cercano Ensanche como albañiles, carpinteros, electricistas, ebanistas, soldadores, etc. Otros lo hacían en los numerosos talleres artesanales, en las proximidades de Cuatro Caminos, para elaborar los materiales de construcción necesarios. Talleres de vaciado, tejares y forjas proliferaban en los alrededores, especialmente los tejares hasta el punto que a la zona de la calle de Castillejos (actual Limoneros) se la conocía como 'Campo de los hornos'.
El resto de personas se emplea en las distintas industrias, alguna de ellas cercanas. La única industria situada al Norte de Cuatro Caminos era la fábrica de papel, emplazada donde más tarde se alzaría el Mercado de Maravillas. Al Sur, en la Mala de Francia, se encontraba una fábrica de velas y otra de gorras. En la calle de Santa Engracia, la fábrica de chocolates 'La España', que proporcionaba trabajo a muchas trabajadoras, y las grandes serrerías de Adrián Piera. En el foso del Ensanche, eel Taller de Precisión y Parque de Artillería, y los talleres de automóviles Dion-Bouton. Más alejadas se encontraban la fábrica de Muebles Herráinz (en Alonso Cano) y los talleres tipográficos de Espasa-Calpe (en Ríos Rosas).
Como puede observarse, una gran parte de los trabajadores de Tetuán trabajaba fuera del barrio y en éste son pocas las industrias existentes.
Al contrario de lo que sucedía con los puestos de trabajo, en Tetuán abundaban merenderos y paradores. Estos proporcionan un espacio donde los excursionistas asaban la carne - uno de los primeros se encontraba enfrente del actual ambulatorio de Bravo Murillo -.
El contrabando era una actividad importante en el barrio. Desarrollándose en múltiples formas, una muy empleada por lecheros y vinateros consistía en pasar por el fielato sus carros con las cántaras y tinajas a medio llenar. Una vez que habían pagado el tributo, al otro lado del fielato, 'bautizaban' la mercancía antes de venderla.
Ante la magnitud del fraude, el Ayuntamiento de Madrid arrendó a un particular la explotación del fielato y éste endureció el control.
El colectivo de obreros y pequeños comerciantes se organiza en las centrales sindicales de la época (UGT, CNT), alcanzando en el Distrito un amplio eco las movilizaciones que tienen lugar a partir de 1916 por el problema de la carestía de la vida. Uno de los personajes más activos durante estos años es un cajista de la imprenta Bailly-Baillière, sita en Bravo Murillo, de nombre Pablo Iglesias.
El punto álgido de las protestas dará lugar a la Huelga General revolucionaria de agosto de 1917, de luctuoso recuerdo, que provoca un sangriento encuentro entre huelguistas y el Ejército en Cuatro Caminos.
El diario 'La Época' publica el 14 de agosto de 1917 el bando de Capitanía General declarando el 'estado de guerra', y en los días siguientes un relato de los enfrentamientos. El episodio se saldó con varios muertos y heridos, incluyendo ancianos y niños. |
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TETUÁN DE LAS VICTORIAS: EL METRO. LOS AÑOS TREINTA |
Una característica común de los barrios periféricos es la existencia de buenas comunicaciones con Madrid.
Los tranvías eléctricos han dejado de ser novedad y cubren multitud de líneas. Las más importantes son las siguientes: La Compañía Madrileña de Urbanización mantiene una importante red de comunicaciones fundamental para el enlace con el Norte del Distrito. Por un lado, los tranvías que unen Cuatro Caminos con Tetuán y Fuencarral. Por otro, el ferrocarril que, saliendo de Bravo Murillo a la altura de la Glorieta, recorre Tetuán, Fuencarral y Valverde, llegando hasta Colmenar, y transportaba más de cuatrocientos viajeros cada día.
Como los tranvías presentan multitud de inconvenientes, aparecen los primeros autobuses, dos de cuyas líneas cruzan el Distrito: En los treinta primeros años del siglo XX el municipio de Chamartín de la Rosa pasa de unos 5000 habitantes a más de 63000, cifra que le convierte en una de las mayores ciudades de España. Este sorprendente dato se explica por la inclusión en su ámbito de lo que es en realidad un barrio de Madrid: Tetuán. Y, además, uno de los más dinámicos junto con la zona de Vallecas, más allá también del término municipal.
Anteriormente se ha indicado que el creciente peso de Tetuán provocó en 1880 el traslado del Ayuntamiento de Chamartín a un hotelito de la calle de Tetuán. El emplazamiento provisional se mantuvo inalterado durante cincuenta y cinco años. Finalmente, en 1935 se traslada definitivamente a su actual emplazamiento, un bello edificio proyectado en 1933 por don José María Plaja, en el que junto a la Casa Consistorial se instala el Juzgado Municipal, la Casa de Socorro y una Comisaría de Policía.
El Madrid de los años treinta es ya una gran ciudad de casi un millón de habitantes. Su expansión tiene lugar a lo largo de las vías de comunicación. Por el Sur la calle General Ricardos une los Carabancheles con la capital. Similar función desempeñan en el Este la carretera de Valencia con Vallecas y la de Aragón con Canillejas, Vicálvaro y Canillas. Por el Norte, el eje fundamental es la carretera de Francia, que vértebra el arrabal de Tetuán de las Victorias y enlaza con Chamartín de la Rosa y Fuencarral.
Este crecimiento no conoce más límites que los obstáculos naturales - el Retiro, el Arroyo Abroñigal, el Manzanares, la Casa de Campo y los terrenos de la nueva Ciudad Universitaria - y se había producido de manera espontánea y sin ningún plan previo.
Como ya se ha comentado, Tetuán desde sus orígenes fue un barrio eminentemente obrero. Durante esta época más de la mitad de sus pobladores son inmigrantes, y casi todos viven en precarias condiciones, Hay un ambiente propicio para la expansión de ideas socialistas, comunistas y anarquistas.
Durante la Dictadura de Primo de Rivera, el 'Heraldo de Chamartín' y las numerosas gacetas de corta vida que fueron apareciendo en el Distrito se distinguieron por su hostigamiento al Régimen. Con la llegada de la II República la presencia izquierdista se acentuó. Llega a la alcaldía de Tetuán don Manuel Horcajada, profesor de la Casa del Pueblo. Este edificio, sede local del PSOE, se alza actualmente en la calle Azucenas.
Con una situación de confrontación, los obreros de Tetuán se lanzan a la calle el 11 de mayo de 1931. El fuego acaba con algunos de los edificios religiosos más emblemáticos, como el Colegio de Nuestra Señora de las Maravillas y el Convento de San Fernando (ocupado por las mercedarias calzadas, en la calle Bravo Murillo, donde se encuentra la iglesia de San Antonio). La crispación es tanta que las tropas del Cuartel de la Remonta se ven obligadas a intervenir para evitar la quema de la iglesia de Nuestra Señora de las Victorias.
Al estallar el alzamiento nacional del General Franco (18 de julio de 1936), Tetuán acude a primera fila. En Chamartín se crea el Regimiento de la Rosa y los socialistas fundan ante su Casa del Pueblo el Regimiento 2 de Mayo, aunque la aportación más importante corre a cargo de la 5ª Brigada del ejército republicano organizada por los comunistas que ocupa como Cuartel el Colegio de los Salesianos (entre Francos Rodríguez y Bravo Murillo). La 5ª Brigada queda a cargo de Enrique Líster.
Como consecuencia de la Guerra Civil (1936-1939) desaparecen en el Distrito varios edificios, como la Plaza de toros (al estallar el polvorín que albergaba) y la iglesia de Nuestra Señora de las Victorias, derruida poco a poco por los vecinos para utilizar sus escombros en la reconstrucción de las viviendas de la zona. Con ella desaparece, sin que se sepa su destino, la imagen de la Virgen que trajeran los soldados de África y que, año tras año, era sacada en procesión por Tetuán.
Terminada la guerra, como fruto de la fiera defensa de la República que protagonizó el barrio de Tetuán, se cernirá sobre sus habitantes una represión sistemática que tiene sus manifestaciones más claras en la persecución destacadas, desde el Alcalde hasta el cambio de denominación de muchas calles. Y, tras la represión, llega el abandono. |
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FOTOS ARCHIVO DE TETUÁN DE LAS VICTORIAS |
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Medalla de Alfonso XIII , Ayuntamiento de Chamartín de la Rosa (1925) |
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